Un Ademar con dos caras

El Abanca Ademar bajó el pasado sábado el telón a una temporada irregular con demasiadas luces y sombras. Un año marcado de nuevo por la pandemia, por algunas lesiones importantes como la de Leandro Semedo y por las semanas interminables en las que se vieron obligados a jugar hasta tres partidos —con kilométricos desplazamientos incluidos dentro y fuera de España—. Si la cara de los de Cadenas fue su buen papel en la segunda máxima competición continental y sobre todo la final de la Copa del Rey —que gracias a disputarla ante el Barcelona les otorga plaza europea para la 2021-22—, la cruz sin duda alguna ha sido la Liga Asobal, donde han acabado séptimos —su segundo peor dato de la historia— a 14 puntos de Bidasoa Irún, que conquistó la segunda plaza.

Una Liga que no iniciaron de la mejor manera pero que se torció sobre todo tras el Mundial de Egipto del pasado mes de enero. El parón no le sentó nada bien a muchos de los jugadores y el bloque se resintió más de la cuenta. De hecho el conjunto leonés terminó 2020 por todo lo alto en un estado de forma sobresaliente, pero 2021 ha supuesto un carrusel de derrotas difíciles de explicar en muchos casos. Partidos como el de Granollers dan buen ejemplo de ello. Tras una primera parte más bien floja, en el segundo acto subieron una marcha pero en los minutos finales, por detalles, lo que parecía una victoria se tornó en pesadilla. Lo mismo que en el empate contra Valladolid.

En ningún caso parece falta de actitud aunque el técnico de Valdevimbre no dudó en señalar a jugadores importantes como Rubén Marchán o Natán Suárez por su bajo rendimiento. Muchos achacan esa desconexión final en la Liga al hecho de haberse sacado el billete europeo demasiado pronto. Pero lo único cierto es que el Ademar solo logró 19 victorias, un empate y sumó 14 derrotas. Números que le alejan de temporadas anteriores donde se alzó con el subcampeonato.

En la recién estrenada Liga Europea de Balonmano sí que brillaron especialmente. Completaron una fase de grupos casi inmaculada donde solo el Wisla Plock fue capaz de tumbarlos en Polonia pero al que se impusieron de forma histórica en el Palacio de Deportes. Cadenas confiaba en llevar a su equipo a la Final Four —algo nada descabellado— pero entonces el coronavirus y los temidos confinamientos hicieron acto de presencia.

Los ademaristas llegaron a la ronda de octavos de final pero los positivos dentro de la plantilla —hasta cinco— obligaron a disputar la eliminatoria al completo ante el Kristianstad en Suecia y en dos días consecutivos. Exhaustos, los de Cadenas dieron la cara pese al cansancio y las bajas. Asimismo, el la Copa del Rey se deshicieron de Huesca y Bidasoa para ceder tan solo ante el todopoderoso Barcelona en la gran final.