Diario de León

Al lucio no le atrae el señuelo

Los pescadores de este voraz depredador no están nada satisfechos con las capturas registradas en el primer tramo del invierno. El escaso caudal de los ríos ha dificultado mucho la pesca.

Una hembra de lucio de 8,5 kilos, con su enorme carga de huevas.

Una hembra de lucio de 8,5 kilos, con su enorme carga de huevas.

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pedro vizcay | león
León

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No están muy satisfechos los aficionados a la pesca del lucio esta temporada. El escaso caudal que, desde Navidad está manteniendo los ríos, no ha favorecido la pesca del voraz depredador.

Con las crecidas suele refugiarse en las mangas y recodos donde suele ser más sencillo de localizar. Las aguas muy frías y los deshielos tampoco son favorables para la pesca, motivo por el cual la temporada de invierno no está siendo positiva. En pocas semanas comenzarán a concentrarse en las zonas de reproducción, donde pueden ser tentados con un señuelo bien fondeado. Con el actual estado de los ríos resulta muy difícil avistar concentraciones de lucios. Las malas condiciones de las aguas no son un problema para el pez, cuyo ciclo reproductivo puede prolongarse desde febrero hasta abril e incluso mayo, pues las hembras son capaces de retener su enorme carga de hueva hasta encontrar condiciones favorables.

Durante el invierno, cuando la temperatura del agua baja considerablemente, el lucio pierde actividad. Tampoco sus presas habituales abundan en esta época. En los días soleados y con fuertes heladas nocturnas, como estamos teniendo en estos días de enero, suelen mostrarse mas activos al mediodía o con la caída de la tarde, un poco antes de la puesta del sol, pues al oscurecer pierden de nuevo la actividad. En los días nublados o lluviosos son más fáciles de conseguir los grandes ejemplares. Las hembras, mucho mayores que los machos, se están preparando ahora para la reproducción que, en condiciones normales, se produciría a finales de febrero o marzo. En esta época empiezan a situarse en las mangas y aguas remansadas y profundas, cerca de la vegetación en la que, en su momento, situarán la abundante puesta. Hasta que comienza la época del celo no desdeñan un señuelo bien presentado en sus momentos de actividad.

Curiosamente uno de los mejores señuelos que pueden utilizarse en esta época son las imitaciones de los propios lucios, mejor en vinilo, pues las grandes hembras no dudan en atacar a los machos que acuden al cortejo.

A pesar de que el lucio es un formidable depredador, rápido y certero, en esta época suele fallar muchos ataques. Tampoco puede alimentarse en exceso, pues la temperatura del agua influye en la digestión y tarda varios días en digerir una presa. Todo esto influye en las escasas capturas que se están produciendo. Pero sin duda la causa principal de los malos resultados es que las poblaciones de lucio se han reducido considerablemente. Tan solo en los cursos bajos del Esla y del Órbigo pueden asegurarse capturas de buen tamaño. Desde el punto de vista gastronómico la mayoría de pescadores desprecian el lucio, incluso son muchos quienes pescan sin muerte.

Sin embargo, y desde la llegada de aficionados del Este de Europa, los lucios vuelven a ser muy apreciados, especialmente los grandes ejemplares.

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