Diario de León
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Publicado por
Óscar Crego
León

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Se habla mucho últimamente del planteamiento que utilizan los entrenadores para conseguir la victoria en sus encuentros. Vemos estilos donde la posesión es la protagonista, que la mejor defensa es tener el balón y crear alguna grieta con el paso del tiempo en la estructura defensiva contraria para poder fulminarles. Los que abogan por esperar cerca de su portero, cederle el balón al rival y mantener el llamado bloque bajo con una estructura muy fija, ordenada y donde todos se encuentran cómodos como fiera esperando el mejor momento para atacar a su presa y una vez robado el balón desarrollar un ataque corto y efectivo. Los que mantienen bloques perfectamente estructurados, definidos en robustez y medida (30x30), prácticamente inamovibles en las diferentes zonas del campo que los sitúen aunque normalmente están en la franja central. Estos hacen esa función de tela de araña que cuando el balón entra en la misma el objetivo es desmontar totalmente al rival hasta que pierden la pelota y a partir de ahí montar un ataque corto pero también efectivo.

Otro estilo puede ser el de mandar a tu ejército a primera línea del frente a jugártela con duelos individuales desde la salida de balón del rival sabiendo que una mala carrera en ese engranaje de jugadores puede provocar un desajuste letal para tu defensa, ya que estos entrenadores saben de sus carencias en las funciones de esta línea aunque con porteros resolutivos, quizás por eso manden a sus soldados al bloque alto.

Podemos ver reflejados equipos en estos estilos como Ajax y Barca en los primeros, Atlético de Madrid, Getafe y Real Madrid en los siguientes. Y partidos para corroborarlo como los Ajax-Getafe, muchos de los del Atlético de Madrid y el último clásico donde Zidane planteó que el mejor ataque era una presión alta, conocedor de sus déficits defensivos en el último tercio de campo. Creo que todos los estilos son válidos. Para ello es necesario tener jugadores que lo hagan funcionar, pero lo que más valor le doy a esos entrenadores es la capacidad de convencer a sus futbolistas para desarrollar tales estilos. Y ese va a ser el secreto del éxito que les lleve a aficiones, técnicos y resultados a una comunión perfecta. 

Óscar Crego es seleccionador de fútbol de Castilla y León sub-12.

 

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