Diario de León

Aragonès antepone la mesa de diálogo a las Cuentas

Esquerra vincula los Presupuestos de Sánchez a la reforma de sedición

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Las caras, tanto en Esquerra como en el Govern, los días después de la ruptura con Junts eran de satisfacción y alivio. En la formación republicana piensan que están ante su gran oportunidad. Pero esa alegría ha durado poco y se ha convertido en preocupación cuando han comprobado que el camino está lleno de curvas. Con el divorcio independentista, se ha abierto una nueva etapa en Cataluña en la que los primeros pasos han quedado definidos. Junts ha pasado a la oposición y Pere Aragonès apuesta por la prórroga técnica de los Presupuestos de la Generalitat para intentar controlar los tempos. Su única manera de aprobar las Cuentas autonómicas a tiempo para que entren en vigor el 1 de enero sería levantar el veto al PSC. Pero, en ese caso, la negociación presupuestaria de ERC con la Moncloa quedaría reducida a un mero intercambio de cromos y los republicanos no podrían apretar a Pedro Sánchez para que desencalle la reforma del delito de sedición en la última reunión de la mesa de diálogo, que debe celebrarse antes de final de año.

En consecuencia, Aragonès prefiere esperar a que pase la negociación presupuestaria en el Congreso y que ERC pueda pescar algo relacionado con la desjudicialización. El Govern justifica la prórroga técnica de las Cuentas catalanas (en principio de poco menos de un mes) en el hecho de que ha entrado un nuevo equipo en la consejería de Economía tras la salida de Junts y necesita tiempo para ajustar los números. La formación de Oriol Junqueras negó que la decisión de no presentar una enmienda a la totalidad a las Cuentas de Sánchez sea una moneda de cambio para que el PSC respalde los números de la Generalitat. Los republicanos condicionaron sus votos en Madrid a la reforma del delito de sedición y a otros «compromisos sociales».

Pero prorrogar, aunque de momento sea solo de manera técnica, implica para Aragonès admitir que el nuevo Govern nace en precario como se ha visto esta semana. La primera propuesta de ley que el nuevo Ejecutivo llevó al Parlamento catalán recibió una aplastante derrota. Ni siquiera Junts, que la había redactado, votó a favor. Aragonès se la juega postponiendo la negociación presupuestaria catalana. Y es que, una vez que Sánchez tenga asegurados sus apoyos para sacar adelante sus últimas Cuentas, el PSC podría no tener tanto interés en respaldar al Govern, teniendo en cuenta que ERC y los socialistas serán las dos principales adversarios en las municipales de mayo.

Y sin Presupuestos, el recorrido del Govern sería muy limitado, viendo que cada votación en el Parlament será un Vietnam. Los postconvergentes anuncian una oposición dura contra ERC, pues sienten que los republicanos van en serio en su apuesta por intentar convertirse en la única fuerza de referencia del soberanismo.

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