Diario de León

El PP cierra filas hacia el liderazgo de Feijóo pero Ayuso exige que rueden cabezas

El presidente de la Xunta anunciará hoy su candidatura tras reunirse esta tarde con la dirección del partido en Galicia

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No todo el mundo tiene una segunda oportunidad, y Alberto Núñez Feijóo parece ser uno de los pocos a los que el destino se la concede. El eterno sucesor, que en 2018 se bajó para sorpresa de todos de la carrera para relevar a Mariano Rajoy, esta vez sí va a dar el paso. El PP es un clamor para que sea su nuevo líder y el presidente de la Xunta no va a dejar al partido en la estacada. En este trance, no. Deshojará la margarita del sí tras reunir esta tarde a sus correligionarios en Santiago de Compostela. La junta directiva del PP de Galicia está convocada para las 17.30 horas. «Una vez que escuche a mis compañeros me dirigiré a ellos y a través de ellos, a todos los afiliados del PP y al conjunto de los españoles», confirmó ayer Feijóo.

El barón gallego llegará a Madrid para asumir las riendas de un partido herido que tumbó a su líder en apenas una semana y que pelea con la extrema derecha por conservar la hegemonía del espacio conservador. Pero no tiene otra opción. Es el único salvavidas al que agarrarse ahora mismo, coinciden todos los dirigentes territoriales. «Es quien puede unir al partido y quién puede coser las heridas», admitió el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, reconocido ‘casadista’ hasta hace unos días.

Los líderes autonómicos, y el resto de altos cargos del partido se conjuraron ayer para cerrar filas y reclamar «unidad» en torno a Feijóo. Incluido Pablo Casado, que se ha puesto ya a disposición del ungido como su sucesor. El todavía presidente del PP -lo será hasta el congreso del 1 y 2 de abril- se despidió de los suyos en la junta directiva nacional con un breve discurso, de apenas once minutos, en el que sobre todo se vio a un político golpeado y resignado, que reconoció errores en estos cuatro años — «lamento todo lo que he hecho mal»—, pero que dijo también «tener la conciencia muy tranquila» y se dolió del trato recibido. «Creo que no me lo merezco», aseveró.

Ajuste de cuentas

Lo que tampoco se podía esperar Casado era que Isabel Díaz Ayuso, convertida en su principal enemiga interna, utilizará el turno de ruegos y preguntas -fue una de la seis personas que intervinieron- para ajustar cuentas. La presidenta de la Comunidad de Madrid, gran ausente en la cumbre del pasado miércoles en Génova, se lanzó directa a la yugular. No está dispuesta a perdonar y mucho menos a olvidar. Quiere fuera del PP a todos los que participaron de la trama de supuesto espionaje para acusarla de prácticas corruptas. Díaz Ayuso dijo sentirse «perseguida» por el partido al que se ha entregado «en cuerpo y alma» en estos 18 años. Evitó mencionar nombres aunque nadie dudó de que señalaba a Casado y a su número dos, Teodoro García Egea. «¿Cuántas Rita Barberá va a dejar este partido en la cuneta?», llegó a preguntarse en su intervención. Una comparación con la fallecida alcaldesa de Valencia, un icono del PP cuyo nombre estuvo manchado por la corrupción, que despertó malestar entre los asistentes a la junta. «No tocaba», repetían algunos dirigentes a la salida.

Tal y como anunció el propio Casado tras su reunión con la presidenta madrileña y después de haberle abierto expediente por el presunto trato de favor a su hermano, la dirección del PP ha cerrado esa investigación interna. El partido da por buenas las explicaciones recibidas de Díaz Ayuso y mantiene su confianza en ella. «Es una persona honorable y no nos presenta dudas su honorabilidad», zanjó Núñez Feijóo.

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