Diario de León

Sánchez trata de neutralizar Colón con su rechazo a un referéndum en Cataluña

El presidente del Gobierno abre la puerta a que el líder de ERC esté en la mesa de diálogo en respuesta al gesto de Junqueras

Pedro Sánchez y el presidente argentino, Alberto Fernández, ayer, en el exterior de la Casa Rosada en Buenos Aires. JUAN IGNACIO RONCORONI

Pedro Sánchez y el presidente argentino, Alberto Fernández, ayer, en el exterior de la Casa Rosada en Buenos Aires. JUAN IGNACIO RONCORONI

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Pedro Sánchez trabaja en la preparación del terreno para la concesión de los indultos y que no sea una decisión indigerible para la mayoría de la sociedad, como lo es ahora. Ayer reclamó «confianza, magnanimidad y comprensión» porque se trata de una medida necesaria para avanzar en la normalización del clima político en Cataluña y para «abrir un nuevo periodo» en las relaciones con la Generalitat que ahora preside Pere Aragonès.

El presidente del Gobierno, en visita oficial a Argentina, reconoció que es una medida impopular para amplios sectores de la sociedad. «Comprendo que pueda haber ciudadanos que tengan reparos» sobre esta decisión, pero es necesaria, afirmó, para superar un conflicto que atribuyó a «los errores cometidos en 2017». Por el independentismo, al forzar un referéndum ilegal seguido de una efímera declaración de independencia que vulneraron el marco constitucional. Y por el Gobierno de Mariano Rajoy, que renunció a las vías políticas y dejó en manos de los jueces la respuesta del Estado al desafío secesionista.

Sánchez prosiguió desde Buenos Aires, con el presidente argentino, Alberto Fernández, a su lado, su cruzada pedagógica para hacer más asimilable la concesión de los indultos, para los que no dio fecha ni calendario aproximado, aunque su ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, aventuró ayer en el Congreso que se aprobarán antes del 1 de agosto. El presidente del Gobierno pidió a los ciudadanos «comprensión y confianza» en los pasos que piensa dar y «magnanimidad» para aceptarlos porque «el desafío que tenemos por delante merece la pena». No hizo extensiva la solicitud a las fuerzas de la oposición, a las que da por perdidas para que respalden o acepten su decisión.

Sánchez se mostró satisfecho con la carta de Oriol Junqueras hecha pública el lunes, en la que asumió los indultos y mostró su rechazo a la independencia unilateral. «Cualquier paso a favor de la distensión es bienvenido», apuntó sin regalar más calificativos, a diferencia de lo que hizo la portavoz gubernamental, que valoró el paso como «muy importante». Quizás para evitar que se agudice la confrontación entre Esquerra y Junts, evitó otorgar a Junqueras un papel señero en esta fase de distensión, si bien abrió la puerta a que participe en la mesa de diálogo entre su Gobierno y la Generalitat. «No me gusta vetar a nadie» y aunque, reconoció, es un foro «entre gobiernos», sería un mal comienzo «si ahora digo esta persona tiene que estar o no».

De lo que se trata, insistió, es de dejar claro que «la voluntad» del Gobierno es «abrir un nuevo periodo en Cataluña, fundamentado en la negociación y el diálogo». Ese, remarcó, es «el mensaje político» con el que hay que quedarse para devolver la normalidad a la convivencia.

Sánchez también se refirió a la hipotética remodelación de su Gobierno, pero lo hizo para despachar el asunto con una larga cambiada. Lo primero, dijo, es llevar a buen puerto la campaña de vacunación contra la covid.

Lo segundo, la recuperación económica. «Lo demás —subrayó— no es prioritario».

La ministra de Defensa, Margarita Robles, prefirió ayer dar la callada por respuesta al ser interrogada en el Congreso sobre la intención del Gobierno de indultar a los dirigentes independentistas del ‘procés’.

La también magistrada, que en 2012 firmó un manifiesto de rechazo a la concesión de esta medida de gracia por ser «un fraude» a la justicia y una afrenta al Poder Judicial, eludió entrar en el fondo del asunto y negó al PP «autoridad moral» para criticar al Ejecutivo por este asunto mientras mantenga bloqueada la reforma del Consejo General del Poder Judicial.

La venganza es un plato que se sirve frío y Junts está cobrando viejas facturas del ‘procés’ en su pugna con ERC, y de paso está marcando de cerca a Esquerra, que trata de fijar la estrategia independentista. Tras la carta de Oriol Junqueras y la posterior réplica de Jordi Sànchez, los posconvergentes recrudecieron ayer la guerra contra los republicanos.

Salieron con todo: el vicepresidente del ‘Govern’, la portavoz en el Congreso, la vicepresidenta del partido y una consejera del Ejecutivo. Los cuatro coincidieron en que el independentismo no puede renunciar a la vía unilateral, en que Junqueras no puede tutelar los movimientos del presidente de la Generalitat y en que tienen un acuerdo de investidura que se debe respetar.

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