Alemania, Italia y Francia agotan las ilusiones de León con la factoría Intel

León puede sumar más puntos para esa cartilla de la decepción que rellena cada vez que se ilusiona con un proyecto industrial, una palanca de desarrollo, un comienzo de nueva vida. Esta vez fue Intel, el gigante de los microchip y los componentes que anunció su salida de Inglaterra y su instalación en la Unión Europa, con motivo del proceso del brexit.

Alemania, Francia e Italia devoran las opciones que podía tener la capital leonesa para albergar un de esas megafactorías, de inversión mareante, de generación de empleo con cifras desconocidas en estos lugares de precariedad laboral, paro y despoblación. Las opciones a las que aspiraba la capital leonesa mediante la iniciativa de los grupos políticos municipales de sacar adelante una moción en Pleno para ofrecer León como enclave adecuado para ese proyecto que sale de las islas británicas para mantener la producción en la Unión Europea. Hasta para sacarla adelante hubo gresca, por la autoría de la iniciativa, que se disputaron dos grupos políticos.

Llueve sobre mojado. Alemania parece el lugar elegido por el gigante de los componente, ahora de moda comercial por la escasez de estros productos en el mercado; la central, en el país tedesco. Y dos factorías auxiliares en Francia e Italia.

Este periódico no ha logrado del Gobierno de España una confirmación oficial sobre si llegó a ofrecer la sede de León a los responsables de la multinacional; si llegó a condicionar la decisión a base de recorte de tasas e impuestos, de amoldar la llegada con una oferta atractiva de los territorios industriales que captan inversión y desarrollo.

De una forma u otra, la aspiración de León a recibir a Intel se tomó al pie de la letra en las alternativas que tenía la compañía tecnológica para sacar la producción de las islas. Y por eso, en las redes sociales se produjo un rifirrafe de fuerza mayor, con repertorio territorial. En Cataluña se cuestiona que el Gobierno de España ofreciera León como sede en vez de cualquier punto de aquel territorio, industrial, desarrollado y puntero. Al tiempo que dieron por hecho que la opción de España era León como en un concurso de méritos, como aquel que valoró las opciones de la sede de la ciberseguridad, la agencia del medicamento u otros de corte similar, cuestionaron la capacidad competitiva leonesa para resolver este reto que tenía por delante. «León, conocido por la butifarra», se cuestionó en la red.

Intel tampoco era la solución para esta España pobre.