Diario de León

Tercera edad

El barrio de Pinilla se convertirá en una mini ciudad de bienestar y salud para mayores

San Andrés, la Junta y Fomento transformarán en un «Villages» de jubilación dorada la zona de 938 viviendas con 2 millones

Pinilla

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El paraíso de los ancianos puede llegar a desplazarse de las Villages del norte de Florida a León gracias a un ambicioso proyecto que pretende convertir el barrio obrero y sobreenvejecido de Pinilla en una zona para disfrutar de una jubilación dorada. La idea es intervenir en un área de 938 viviendas, donde residen 1.485 vecinos, no solo para mejorar sus fachadas y darles un barniz moderno, sino para aplicar un planteamiento urbanístico más profundo que llegue a facilitar la vida a los mayores borrando de su vista barreras, salpicando el entorno de espacios verdes e ideando un ‘cerebro’ que canalice y gestione todas las ayudas que puedan necesitar, desde teleasistencia a comida, supervisión médica u ocio desde la Casa de Cultura.

Como en la megaurbanización estadounidense donde los octogenarios acuden cada día a una plaza común para ver un concierto o beber una copita supervisados por el personal sanitario que atiende sus achaques, San Andrés del Rabanedo intentará también dar a los mayores de Pinilla una ‘cuarta’ edad cargada de esperanza, comodidades y servicios. Es verdad que no saldrán tanto a la calle en shorts como lo hacen en Florida y que tendrán que recurrir muchas veces a la bufanda, el clima es el clima, pero al igual que en The Villages la meta es que se sientan a gusto, atendidos y con las comodidades de un hotel en sus propias casas.

El artífice del proyecto es el arquitecto Óscar Miguel Ares, quien tras dos años de estudios con geógrafos, sociólogos y cámaras termográficas, está convencido de que este barrio puede convertirse en una «mini ciudad de bienestar y salud para los mayores». Una experiencia piloto para un modelo a exportar en una provincia y un país tremendamente envejecidos.

Cuando la Junta contrató a su estudio, Contextos de Arquitectura y Urbanismo, para rehabilitar esta zona marginal, en colaboración con el Ayuntamiento de San Andrés y el Ministerio de Fomento a través de un ARU de casi dos millones, se encontró con que, además del elevado índice de mayores de 65 años (el 45%) que residen en un conglomerado de casitas y edificios, el 94% de ellos deseaba continuar en su vivienda a pesar de sus numerosas deficiencias (el 88%) son propietarios.

«Así que lo tenemos. Nadie quiere abandonar su casa aunque no pueda subir las escaleras, y el coste de rehabilitar 500 viviendas equivale a construir una residencia de 60 plazas, así que convirtamos zonas no funcionales en comunidades de mayores, aunemos esfuerzos para adaptar los hogares y hacerlos más accesibles, porque además no habrá plazas asistenciales para todos y pocos las podrán pagar con pensiones medias de 985 euros frente a los 1.200 euros como mínimo que cuestan», indica.

Ampliar el ancho de las puertas a 82 centímetros para que pase una silla de ruedas, transformar las carboneras en espacios médicos, adaptar los baños, solucionar los problemas de movilidad horizontal y vertical con ascensores e intentar eliminar las humedades son propuestas que se combinarán con la creación de zonas peatonales y ajardinadas, bancos para descansar y placitas.

«Ahora es todo asfalto y baldosa y hay que amabilizar el entorno y favorecer el encuentro de las personas», matiza. El proyecto estará listo a final de año y permitirá transformar un barrio franquista y deteriorado en un lujo de barrio para los mayores.

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