Diario de León

Mix de enfermedades con solución vespertina

El covid arrinconó muchas consultas habituales, sobre todo de crónicos, que ahora ven una salida

Dos de los voluntarios, el residente Carlos Rehberger y la médico Consuelo Onrubia, en la consulta extra de tarde en José Aguado. MARCIANO PÉREZ

Dos de los voluntarios, el residente Carlos Rehberger y la médico Consuelo Onrubia, en la consulta extra de tarde en José Aguado. MARCIANO PÉREZ

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«En mis 32 años de profesión, la explosión de consultas de diciembre a enero por el covid ha constituido la etapa de mayor tensión de mi vida». Así define la médico Consuelo Onrubia la situación que ha vivido en el ambulatorio de José Aguado y que pesó en su decisión de sumarse a los voluntarios que trabajan por la tarde para atender a todas las otras consultas habituales «que se comió el covid de las agendas». Un mix de enfermedades que ayer mismo le permitió atender a treinta usuarios, la mayoría crónicos que no se había podido revisar y estaban en lista de espera. «Entre ellos, tres con hipotiroidismo, tres con lumbalgia crónica, cuatro oncológicos, varios que detectaron nódulos a estudiar, cinco de revisiones de inspección de trabajo y otros cinco con dolor de garganta», relata. Onrubia aclara que los profesionales no se sumaron al trabajo extra de tarde «por dinero, ya que la oferta de Sanidad generó debate y se valoró incluso rechazarla porque estamos muy agotados y venimos de alargar nuestras jornadas para poder ver a 70, 80, 100 pacientes. Las agendas no tenían fin y los atendíamos en una sucesión rápida y tensa», admite.

Así que al repartir en dos tandas la carga, «aunque parece que vivimos aquí, porque estamos por la mañana, por la tarde y las guardias, sientes más alivio al poder escuchar y auscultar a 50 pacientes por la mañana y otros 30 por la tarde dedicándoles más tiempo».

Agenda en dos tandas
«Al repartir 50 pacientes por la mañana y 30 por la tarde sientes alivio por poderles dedicar tiempo»

En esa treintena, ayer solo cuatro enfermos ‘son suyos’ y el resto de otros compañeros. El trabajo vespertino también permite asumir la agenda de profesionales de baja, que se «quedaban colgados». La médica admite que la jornada de tarde introduce «una nueva organización, en una situación también nueva y en un momento caótico», así que algunas cuestiones se van rectificando y mejorando sobre la marcha, aunque «se ha notado en las listas de espera», ya que se atiende ese mix de problemas de salud sin resolver por quedarse arrinconados por el covid. «Con las olas de coronavirus, se produjeron también olas de atasco y representaron una prueba de esfuerzo donde se llega a capotar y que demuestra que faltan profesionales». Esa falta de manos y ver que la hoja de pacientes no se acababa, la impulsó a sumarse a las tardes. También admite que para desatascar la Sanidad «hay que echarle tiempo» y entiende que el «tiempo se pague».

Los pacientes «también agradecen que les veas por la tarde y que les supervises. Mientras los adjuntos atendemos a una treintena de forma presencial, los MIR y jubilados se dedican a las llamadas de seguimiento, a la tramitación de altas y bajas y recetas. Todo lo no presencial que requiere un médico», indica.

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