La Rúa cierra el paso a los francos
Las fachadas de las casas sobre las que se levanta el complejo de pisos de lujo se derriban
La pala tiró hacia dentro poco a poco las fachadas. FERNANDO OTERO
Después de casi un año a la intemperie, amparadas por arriostramientos metálicos, pero con los cimientos al aire por la excavación interior, las fachadas de los edificios derribados para construir un complejo de viviendas de lujo con frente a La Rúa y acceso también por la plaza de San Marcelo empezaron a desmoronarse ayer. El aviso de la caída de los cascotes dio la alerta a primera hora de la mañana, cuando se decidió cortar la circulación en la calle y en el tramo de Conde Rebolledo que va hasta Cascalerías. De inmediato se amplió la decisión con el encargo de tirarlas poco a poco para que no acaben desplomadas por completo sobre los peatones y peregrinos que, como marca el mapa jacobeo, utilizan este paso angosto como acceso del Camino de Santiago en la ciudad antigua de León.
La Rúa de los Francos, nombre completo de la vía que quedó bautizada por su papel como arteria del Camino de Santiago Francés, cedió el protagonismo peatonal a la retroexcavadora con la que se avanza en el derribo de la fachada. Los trabajos buscan garantizar la seguridad, pero sin perder el cierre que se exige para este tipo de obras en la fase de construcción.
El derribo controlado de las fachadas de los números 16, 18 y 20 de La Rúa, abandonadas desde hace años, da actualidad a una obra que se ralentizó cuando terminaron los trabajos de vaciado del interior, después de que se les autorizara incluso a ejecutar una plataforma de hormigón sobre la calzada d e la calle Arco de Ánimas para facilitar el acceso de vehículos pesados y que no afecte a las losas de la urbanización. Sin novedad significativa durante meses, las labores de demolición marcan un proyecto que tenía como plazo de entrega finales de 2024. Para entonces se publicitaba la entrega de las 30 viviendas de lujo de 2, 3 y 4 dormitorios, con 71 plazas de garajes con punto de recarga, trasteros, gimnasio y zona wellnes con sauna finlandesa y duchas terapéuticas, además de un local comercial de 1.000 metros cuadrados asomado al eje jacobeo.
Su ejecución ocupará el espacio de la colmena de casas que se agolpaban en este entorno histórico. Aunque por el momento luce un cartel en San Marcelo y, en La Rúa, no quedarán ya ni las fachadas.