El crimen de Mansilla
El Ministerio Fiscal solicita volver a interrogar de nuevo al autor confeso
La familia de la víctima lo acusa de daños, malos tratos y autoría de muerte violenta
Domicilio en el que ocurrió la muerte de la víctima. MARCIANO PÉREZ
El Ministerio Fiscal solicitó ayer que se vuelva a interrogar al acusado del crimen de Mansilla, con el objeto de aclarar la existencia de episodios previos de malos tratos. Alega el Ministerio Público que existen fotografías y obra en autos una declaración de una amiga que probaría las agresiones del sospechoso a la fallecida semanas antes de su muerte.
Instrucción 4 acogió ayer durante media hora la vista del artículo 25 de la Ley del Jurado para concretar los delitos que se le imputan al autor confeso. Poro el momento no se determina si es homicidio o asesinato. La familia de la fallecida, representada por la letrada Beatriz Llamas, alega que hubo un delito de daños por los golpes en la vivienda en diciembre del pasado año, también solicita que se aprecie un delito de malos tratos por las agresiones unos días antes de la muerte y calificará previsiblemente de asesinato el ataque.
Proponen las partes que se una a las actuaciones una serie de diligencias practicadas por la Guardia Civil y solicitan las acusaciones que se emita un informe de las llamadas del acusado a su padre y otro de posicionamientos desde siete días antes del crimen.
Contrapartida
La defensa esgrime un informe según el cual el investigado no puede ser imputable juridicamente
La defensa por su parte solicita presentar un informe privado sobre la inimputabilidad del sospechoso, que se basa en la existencia de patologías psicológicas que le impedían conocer la magnitud de los hechos que había cometido.
Los hechos ocurrieron el 19 de abril. La pareja había roto la relación sentimental que mantenían. Ella tenía 36 años en el momento de los hechos y el 28. Por desavenencias diversas la mujer decidió no continuar su vínculo afectivo, circunstancia que él no pudo superar y por lo que según la Guardia Civil inició una labor de seguimiento casi obsesiva, que terminó en una agresión muy violenta. Da idea de ello el hecho de que le asestó una puñalada tan sumamente violenta que se partió el arma blanca utilizada, debido a la fuerza del impacto.
El supuesto autor de los hechos ha reconocido la autoría del ataque pero alega que estaba cegado por la ira que le producía pensar en la posibilidad de que la finada hubiera iniciado una relación sentimental con otro varón y que fruto de los celos y de sus problemas mentales acabó con la vida de ella.