Diario de León

Villacintor no quiere milagros

El pueblo de la Capilla Sixtina

Villacintor quiere resucitar sin esperar a un milagro. Sus vecinos han creado una asociación para dar a conocer su patrimonio de incalculable valor levantado en barro y los 147 metros de arte en los diez arcos de la nave central de su iglesia. Pinturas murales renacentistas únicas, una Capilla Sixtina rural

La imponente torre de la iglesia de Santa Eulalia, en Villacintor, que se eleva 30 metros y fue torre vigía de la zona. Es una de las más importantes del país. S. V. P.

La imponente torre de la iglesia de Santa Eulalia, en Villacintor, que se eleva 30 metros y fue torre vigía de la zona. Es una de las más importantes del país. S. V. P.

León

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La carretera se adentra en tierras de labor, paisaje inabarcable de cereal segado, salpicado por árboles testigo que se agrupan a veces en pequeños bosques y algunos campos de girasol que están más secos que el secano. El canal, que se anuncia con un gran cartel que reza ‘Plan Nacional de Regadíos’, deja el agua a unos kilómetros. «Aquí no llega, ‘rega’ a la derecha», advierten.

La carretera, casi desierta, la recorren unos pocos tractores y algún paisano en bici con la regadera atada a la cesta y el bajo de los pantalones sujeto con pinzas de la ropa, para no trabarse en la cadena.

Luego contarían en el pueblo que no se asfalta desde hace 54 años, desde aquel día de 1968 en el que murió la madre de los Sahelices. «Sólo parches», sentencian.

El estado de la brea brillante y recalentada es el reflejo de la sensación de abandono.

Ángel Sahelices, Amalia Villafañe y Juan Carlos Pérez Copete bajan las escaleras de la iglesia de Villacintor. S.V.P.

Ángel Sahelices, Amalia Villafañe y Juan Carlos Pérez Copete bajan las escaleras de la iglesia de Villacintor. S.V.P.

Desde lejos se divisa ya la torre. Vigila desde hace siglos esta tierra ahora de pueblos de tiendas cerradas, gigantes polideportivos vacíos vestigio del Plan E que dilapidó millones, laboreo en las fincas y vecinos a la fresca de la tapia, de charla matutina.

Ha bajado ya el calor en este septiembre después de un verano de infierno, pero se agradece una ligera brisa que ni siquiera mueve las nubes, grandes cúmulos y algún cirrus que no traen ni gota de agua.

Hay silencio, belleza y aves.

Otra joya de gran belleza en Villacintor: la ermita de San Roque, construida en adobe. S.V.P.

Otra joya de gran belleza en Villacintor: la ermita de San Roque, construida en adobe. S.V.P.

Sur de León. Villacintor. Un pueblo de barro antiguo y ladrillo moderno que tiene, dicen con orgullo sus vecinos, el mejor campo de secano del país. Buena tierra, tierra buena.

Todas las calles conducen a la iglesia. La iglesia que ha unido al pueblo. Otra vez. La primera, durante su construcción hace siglos. Ahora, para salvarla.

Cuando abrieron la puerta por los Santos, el suelo de barro cocido, una reliquia, estaba cubierto de cascotes. Y ahí saltó la alarma.

Una de las valiosas pinturas murales renacentistas de la iglesia de Villacintor que componen esta Capilla Sixtina rural. ACACIO

Una de las valiosas pinturas murales renacentistas de la iglesia de Villacintor que componen esta Capilla Sixtina rural. ACACIO

En verano del año pasado, como si tocaran a rebato las campanas, dos vecinas pusieron en marcha una iniciativa para proteger el patrimonio histórico y artístico el pueblo. Un tesoro escondido. Se propusieron además un milagro: lograr un espacio rural sostenible y abierto a las nuevas tecnologías.

La iglesia de Santa Eulalia es una pequeña Capilla Sixtina de pinturas murales renacentistas. 147 metros de arte en los diez arcos de la nave central.

La representación de la muerte pintada en una de las columnas de la nave central de la iglesia de Villacintor dedicada a Santa Eurlalia. S.V.P.

La representación de la muerte pintada en una de las columnas de la nave central de la iglesia de Villacintor dedicada a Santa Eurlalia. S.V.P.

Se descubrieron en 1995. Más bien habría que decir que se redescubrieron. Porque los frescos estaban allí desde el siglo XVI.

Luego, se cubrieron con una capa de cal blanca y nadie guardó la memoria de una magnífica obra de arte hasta que una restauración en los 90 las devuelve de nuevo a la vida.

Fue cuando el pueblo se moderniza, se construye un parque público, se levanta una escultura de José Ajenjo, nacido en Villacintor,  homenaje a los sembradores —una de las pocas que existe en España dedicada a esta figura—, se instala el alumbrado público «sin escatimar focos» y se construye un consultorio.

Pintura renacentista en los muros de la iglesia de Villacintor. Forma parte de esta Capilla Sixtina rural. ACACIO

Pintura renacentista en los muros de la iglesia de Villacintor. Forma parte de esta Capilla Sixtina rural. ACACIO

Para sorpresa de todos, bajo el pigmento blanco había un conjunto pictórico único en las iglesias rurales. Los profetas Miqueas, Daniel, Isaías o Habacuc en medallones con sus nombres claramente escritos, ángeles, escudos con el león rampante en el primer cuartel y el castillo de segundón, la muerte con su guadaña y su mal, un repaso completo de la Biblia.

Una obra dedicada a la mayor gloria de Dios y, también, de los hombres. Porque no faltan los retratos enmarcados en medallones de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico —hijo de Juana, legítima reina de Castilla, y de Felipe el Hermoso— representado con y sin corona haciendo referencia a su abdicación, y también los de su hijo Felipe II ‘el Prudente’ y Juan de Arfe, además del retrato de una misteriosa dama y un caballero, quizá los mecenas de esta obra.

Sobre los muros de la iglesia de Villacintor, la fecha de inauguración de la obra, 16 de mayo de 1558. S.V.P.

Sobre los muros de la iglesia de Villacintor, la fecha de inauguración de la obra, 16 de mayo de 1558. S.V.P.

Y algo más: sobre las columnas hay pintados ladrillos simulando a su vez pilares. Una rareza.

Que Juan de Arfe esté retratado en los muros de la iglesia ha disparado todo tipo de conjeturas.

La más asentada, que su abuela era y vivía en el pueblo.

Juan de Arfe y Villafañe. ¿Se puso el segundo apellido materno por eso?

El gran orfebre español del Renacimiento era leonés, hijo de Antonio de Arfe y María de Betanzos y Villafañe, un apellido de la zona, y nieto del célebre maestro artesano Enrique de Arfe, autor de las custodias de Toledo y de Sahagún, a 20 kilómetros de Villacintor, y del arca funeraria de San Isidoro de León.

 

Los vecinos de Villacintor con el diputado de Cultura, Pablo López Presa, el día de la presentación de la Asociación Amigos de Villacintor.

Los vecinos de Villacintor con el diputado de Cultura, Pablo López Presa, el día de la presentación de la Asociación Amigos de Villacintor.

Cuando se inició la obra de las pinturas murales de la iglesia de Villacintor, Juan de Arfe, uno de los artistas favoritos del rey Felipe II, tenía 18 años. Edad suficiente como para haber comenzado ya su carrera artística.

Quién sabe si en el pueblo de su abuela. Porque las obras de esta Capilla Sixtina, que se inauguraron el 16 de mayo de 1558, se hicieron entre 1553 y 1558, siendo rector de la iglesia Diego García Bayón. Las firma Francisco Hernández. Así consta en uno de los murales del templo.

Juan Carlos Pérez Copete y Amalia Villafañe en el altar de la ermita dedicada a San Roque. S.V.P

Juan Carlos Pérez Copete y Amalia Villafañe en el altar de la ermita dedicada a San Roque. S.V.P

El tamaño de la iglesia asombra aún hoy, como sorprendió a Bartolomé Santos de Risoba, obispo de Almería, de Sigüenza y de León, canónigo magistral de Palencia, hombre culto formado en las universidades de San Antonio de Porta Coeli y Salamanca, que no salía de su pasmo plantado delante de este lugar sagrado. Consta así en el libro de fábrica del templo, de 1640.

La desaparición del primero de esos libros, que permiten acceder a información minuciosa sobre las economías de las parroquias y son una fuente de información para estudiosos y científicos, ha impedido conocer la fecha exacta de la construcción de la iglesia pero sí hay rastros de que en el lugar que ocupa la torre hubo un pequeño cenobio ya en el siglo VII.

De ahí, de esa época, procede el nombre de la villa, quizá de un monje procedente de Cataluña que recorría el Camino de Santiago. Y eso explicaría también la advocación de la iglesia a Santa Eulalia, la mártir cristina que es patrona de Barcelona junto a la Virgen de la Merced y cuyos restos están enterrados en la seo de la capital de Cataluña.

La iglesia de Villacintor se divisa desde varios kilómetros de distancia. S.V.P.

La iglesia de Villacintor se divisa desde varios kilómetros de distancia. S.V.P.

Tal vez lo que impactó al obispo Risoba fue la magnitud de la torre, 30 metros verticales sobre un altozano, visible desde los pueblos vecinos.

Una torre vigía más alta que las de Almanza y Sahagún y una de las más importantes del país, una atalaya desde la que vigilar las campañas de Almanzor y un sistema de comunicación y alerta entre pueblos vecinos que con el paso del tiempo fue creciendo en altura.

Barro, ladrillo cocido y pinturas componen un lugar único.

Y todavía tendrían más joyas si no hubieran desaparecido tallas y otras obras de arte. "Estaba lleno de imágenes, no tenemos ni idea de dónde han ido a parar. Fueron desapareciendo poco a poco", dicen en el pueblo.

Juan Carlos Pérez Copete muestra la obra de arte del templo de Villacintor, la Capilla Sixtina de las iglesias rurales. Se aprecia perfectamente los ladrillos, que están también pintados. S.V.P.

Juan Carlos Pérez Copete muestra la obra de arte del templo de Villacintor, la Capilla Sixtina de las iglesias rurales. Se aprecia perfectamente los ladrillos, que están también pintados. S.V.P.

La iglesia de Villacintor de blanco, durante las obras que dejaron a la vista la joya renacentista que se ocultaba bajo la pintura de cal. ACACIO

La iglesia de Villacintor de blanco, durante las obras que dejaron a la vista la joya renacentista que se ocultaba bajo la pintura de cal. ACACIO

Vista actual de la iglesia de Villacintor con su colección de pinturas murales únicas. S.V.P.

Vista actual de la iglesia de Villacintor con su colección de pinturas murales únicas. S.V.P.

«¿Diste bien con el pueblo? Porque a mí el otro día el navegador me dijo que no lo encontraba». El comentario afloja la risa de Ángel Sahelices, Juan Carlos Pérez Copete y Amalia Villafañe. Son, junto a Concesa Caballero, presidenta, los miembros de la junta directiva de la Asociación Amigos de Villacintor.

Hacen de cicerone por el pueblo, mostrando la torre, la iglesia, la ermita de San Roque —una belleza en adobe—, las casas de barro... «Hizo calor este verano, pero nosotros dentro no lo pasamos», dicen.

Las campanas de la iglesia de Villacintor, también de gran valor artístico. Son dos grandes campanas de perfil romano. En las dos se aprecia el dibujo de una cruz y teselas de estrellas en relieve. Miden 75 centímetros de alto y un diámetro de 90. Pesan 600 kilos. PÉREZ COPETE

Las campanas de la iglesia de Villacintor, también de gran valor artístico. Son dos grandes campanas de perfil romano. En las dos se aprecia el dibujo de una cruz y teselas de estrellas en relieve. Miden 75 centímetros de alto y un diámetro de 90. Pesan 600 kilos. PÉREZ COPETE

La asociación ha unido al pueblo. 40 casas abiertas en invierno, 40 vecinos, uno por casa —llegó a tener 200—, lo que deja patente la situación de estos pueblos de la España vacía. Apenas faltó ninguno a la presentación de la asociación, en la iglesia, claro, el 27 de agosto, a la que acudió el diputado de Cultura, Pablo López Presa.

«Nos gustaría que incluyeran el pueblo en las rutas de retablos, iglesias y patrimonio del sur de León», piden.

Hace años que en Villacintor dejó de hablarse en fanegas, celemines, heminas, cuartillos, arrobas y onzas, aunque el pueblo aún vive de lo que producen los campos de secano. Y de las pensiones, claro. Al borde de esa LE-6620 que espera un buen arreglo.

Bajan las escaleras de la iglesia Sahelices, Pérez Copete y Villafañe y dejan bien cerrada su Capilla Sixtina. Se han empeñado en que su pueblo resucite.

Sin esperar a que haya un milagro.

Fotografía antigua de la iglesia de Villacintor y su imponente torre. Se aprecia el tejo milenario que había delante y que hoy ha desaparecido.

Fotografía antigua de la iglesia de Villacintor y su imponente torre. Se aprecia el tejo milenario que había delante y que hoy ha desaparecido.

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