Conocer los síntomas previos podría evitar la mayoría de las demencias

La posibilidad de diferenciar entre deterioro cognitivo leve y quejas de memoria ha llevado a un grupo de especialistas de distintas disciplinas, entre los que se encuentra la neuropsicóloga leonesa Carmen Requena, ha iniciar un ambicioso estudio para el que, por primera vez, se utilizará un programa informático capaz de radiografiar el cerebro en capas milimétricas. El proyecto, que está en fase inicial, durará tres años. Participan geriatras, psiquiatras, neurólogos, radiólogos y genetistas del Hospital Clínico de Madrid, de la Universidad Complutense, de la Autónoma de Madrid, del Ayuntamiento de Madrid y de la Universidad de León, de donde es profesora Requena. El investigador principal del proyecto es el director del Centro de Magnetoencefalografía de la Universidad Complutense, que dirige el psiquiatra Tomás Ortiz Alonso. Este centro es el único en España de sus características y uno de los pocos de Europa que permite reconocer imágenes de los campos magnéticos del cerebro cuando se realiza cualquier función. El objetivo del estudio es encontrar los síntomas previos asociados a un deterioro cognitivo leve, «creemos que la persona no sólo se va a quejar de falta de memoria sino que además tendrá otras funciones afectadas, que todavía están por determinar, como son la atención y el lenguaje, los dos pilares de la memoria. Lo que vemos es que se ataja demasiado tarde el problema, es decir, esperamos a diagnosticar unos síntomas clínicos, cuando previamente hay otros que nos pueden alertar del problema», afirma Carmen Requena. Los otros síntomas ¿Qué otros síntomas, que no son memoria, podrían estar mostrando un deterioro cognitivo leve?. Requena no parece dudar. La falta de inhibición. «Lo que se manifiesta en la persona es lo que socialmente consideramos como egoísmo o egocentrismo». Pero internamente el problema es más serio, «porque esa manifestación de comportamientos está indicando algo más importante que, desde mi experiencia, resulta clave». Mientras el porcentaje anual de desarrollo de un Alzheimer es de un 2% en ancianos sanos, para los que presentan un deterioro cognitivo leve es del 15%. «Teniendo en cuenta esto no es extraño considerar el deterioro cognitivo leve como la antesala de la enfermedad de Alzheimer o incluso una fase muy leve de la misma». De las 300 personas mayores que participarán en el estudio, treinta se seleccionarán en León, que serán divididas en tres grupos. A uno se les va a someter a la terapia clásica de memoria en la que se realizarán diferentes ejercicios de procesos cognitivos y en los que se valorarán, entre otras cosas, la atención y lenguaje. A otro grupo, que será el específico del estudio, se les va a aplicar el programa informático en el que se trabajarán la atención y la memoria sensorial, pero con un tratamiento especial en los procesos previos que intervienen en la memorización y la recuperación. El tercer grupo, de control, no estará sujero a ninguna intervención y sólo será sometido a un control previo y otro al terminar de aplicar el tratamiento a los grupos anteriores. Alrededor del 40% de los mayores de 65 años sufren una pérdida de memoria asociada a la edad, pero sólo un 1% progresará a una demencia. Las personas con un aspecto más severo de pérdida de memoria, el deterioro cognitivo leve, que representa un 10% de la población mayor de 65 años, un 65% desarrollará demencia.