Diario de León

Para que nada pase

Una red de cien farmacias se suma por primera vez a la vigilancia sanitaria en Castilla y León para detectar errores en la medicación, causantes del 6% de los ingresos con un gasto de 15 millones de euros al año.

Los errores en la medicación, el etiquetado o la prescripción de los medicamentos provocan efectos graves sobre la salud de los pacientes.

Los errores en la medicación, el etiquetado o la prescripción de los medicamentos provocan efectos graves sobre la salud de los pacientes.

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Un centenar de farmacias de Castilla y León, de las que al menos veinte estarán en León, se suman a la red de vigilancia sanitaria por primera vez. Formarán un grupo de trabajo distribuido estratégicamente por toda la geografía, con una formación específica y cuya tarea fundamental será la de vigilar, en colaboración con la Dirección General de Salud Pública y el Centro Autonómico de Farmacovigilancia para la prevención de los problemas relacionados con las errores de medicación que afectan a la salud de los pacientes. El objetivo es la detección, notificación, prevención, análisis, reducción de los riesgos y la difusión de la información objetiva, según explica el presidente del Colegio Farmacéuticos de Zamora, José Espinosa, uno de los diseñadores del proyecto. Las farmacias seleccionadas, tras un proceso de formación y análisis estadístico, comenzarán a funcionar como centinelas en 2014. Notificarán todos los errores de medicación detectados, que pudieran estar relacionados con la calidad de los medicamentos (denominación, etiquetado, prospecto, envasado) así como prescripción. «La idea es que esta red acabe solapada a las otras redes de vigilancia de médicos y pediatras», explica Espinosa.

Los estudios evidencian que entre el 4% y el 6% de las hospitalizaciones están asociadas a los errores de medicación y suponen un gasto para el sistema de salud de 15 millones de euros al año en la Comunidad. «Queremos detectarlos», explica Espinosa.

Los errores más frecuentes están asociados al proceso de prescripción, tanto por parte de los facultativos que recetan como errores del sistema, también en la dispensación, por la similitud de los envases, semejanza ortográfica, o aquellos producidos por la comercialización de los medicamentos.

Antes de ponerse en marcha, la Consejería de Sanidad ofrecerá formación específica a todos los farmacéuticos de la Comunidad, pero seleccionará para pertenecer a esta red a los que, por situación geográfica y estrategia sanitaria sean más necesarios. «No será una red centinela cerrada. Se refrescará cada dos años, para que si alguna farmacia no ha notificado ningún caso pueda dar paso a otras», asegura Espinosa.

Los farmacéuticos vigilarán también la posología y la duración de los tratamientos que el paciente tiene que suspender temporalmente «porque ya se han detectado problemas en pacientes que no llevan a cabo bien este tiempo de suspensión y puede haber problemas de intoxicación».

Las farmacias vigilarán especialmente los casos sobre la adecuada utilización de los medicamentos por parte del usuario como es el empleo fuera de indicación, plazo de validez, duplicidad, uso correcto de formas galénicas complejas para las que el paciente debe ser correctamente instruido o por una falta de educación sanitaria.

«Tenemos que hacer hincapié en el entrenamiento del uso de algunas especialidades de forma galénica compleja, que necesitan alguna manipulación del paciente. Ya lo hacemos, pero tendremos que sentarnos con el paciente y entrenándole con uno similar», explica Espinosa.

Las farmacias integrantes de la red comunicarán los problemas detectados «a través del sistema de comunicación de tarjeta amarilla, presentando una particular atención a las alertas de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, especialidades farmacéuticas publicitarias, fórmulas magistrales, medicamentos homeopáticos, productos de fitoterapia, dietoterapéuticos y productos cosméticos.

El director del Centro de Farmacovigilancia de Castilla y León, Alfonso Carvajal, asegura que este modelo que ahora se está diseñando en Castilla y León se ha ensayado en otras comunidades y tiene su origen en la experiencia de la red de médicos centinelas. «Nos dedicamos a la investigación de los problemas de los medicamentos».

El objetivo es desarrollar el potencial sanitario de la oficina de farmacia. «Los farmacéuticos son profesionales sanitarios muy preparados y con mucha iniciativa», afirma.

El centro de Farmacovigilancia está interesado en esta red por la posibilidad que ofrece de llevar a cabo estudios concretos en campos como las vacunas y otros aspectos de las enfermedades de los pacientes. «Con la red de médicos centinelas y las farmacias se va a tener una mayor vigilancia de todos los problemas sanitarios».

Los médicos y personal sanitario tienen el deber de comunicar cualquier incidencia, «pero con esta red habrá una vigilancia más estrecha, son dispositivos especiales», asegura Alfonso Carvajal. Lo que queda ahora es hacer el muestreo para saber el emplazamiento de las farmacias porque según la zona en la que estén ubicadas pueden aportar información sanitaria importante para la red.

Carvajal apunta a que en las zonas rurales se podrá recoger información de las personas mayores, a las que pueden dedicar más tiempo. El potencial de las zonas urbanas es comprobar el abuso de la medicación o la modificación de recetas o intentos de falsificación.

Autoridades sanitarias, farmacéuticos y Centro de Farmacovigilancia cubren la red de vigilancia para alertar sobre cualquier problema relacionados con la salud.

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