Diario de León

MARÍA QUINDÓS NISTAL

La nueva directora de la Once en León: «Cuando la discapacidad entra en tu vida, abruma»

Toma las riendas de la segunda delegación más grande de la Comunidad con 800 personas afiliadas y 160 vendedores de cupón

María Quindós Nistal, directora de la Once en León. FERNANDO OTERO

María Quindós Nistal, directora de la Once en León. FERNANDO OTERO

León

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María Quindós Nistal (León. 1995) tiene detrás de sus vivos ojos una agudeza visual menor del 10%, el mínimo de visión que se exige tener para afiliarse a la Once. La discapacidad visual llegó a su vida cuando tenía 18 años y en el primer cuatrimestre de la carrera, un grado de Organización de Eventos, Protocolo y Relaciones Institucionales, en Alicante. 

Empezó a ver borroso de forma repentina y tuvo que regresar a León, donde le diagnosticaron ‘star gardt’ o distrofia macular, una enfermedad hereditaria que se produce por la mutación de un gen.  A menos de un metro y medio de distancia, sólo ve una imagen borrosa en lugar de los rasgos de su interlocutora.

«Enseguida me afilié a la Once porque así me lo indicaron» y continuó sus estudios en Alicante con el apoyo de un maestro especialista en apoyo visual. «Confieso que al principio me costó un poco asumirlo; perder la vista es algo parecido a un duelo», señala. 

El apoyo de la Once fue decisivo. «El que fue director de la Once en León, Óscar, siempre estuvo muy pendiente de mí y me hablaba de las oportunidades que había». Al terminar la carrera opta a una beca de la Fundación Once y hace las prácticas en el área de Comunicación de Ilunion. Se especializa en gestión de centros n un curso Proyecta de la Once y desde ahí llegó, con 25 años, a la dirección de Ávila, una delegación que llevaba diez años cerrada.

—Aterriza en Ávila en plena pandemia, ¿cuáles fueron sus retos?

—Ha sido un proyecto muy bonito, estar cerca de la gente en una situación difícil. Todo fue un reto. La Once abarca muchos campos aunque se trata de coordinar el juego y los servicios sociales. El juego es nuestra principal fuente de ingresos y el fin es poder dar servicios sociales. Una agencia es un trabajo muy bonito porque es muy dinámica. Ávila es una agencia pequeña y estás todo el rato haciendo cosas de diversa índole, desde dar la bienvenida a las personas a todo lo relacionado. 

—¿Cómo es ese momento en que alguien que pierde la vista entra en la Once?

—La gente llega triste o angustiada porque cuando la discapacidad entra en tu vida, abruma. Y lo bonito es que, aunque la discapacidad es discapacidad y no es plato de gusto para nadie, en España tenemos mucha suerte de tener la Once y de poder tener recursos que nos ofrecen una vida normalizada. 

—Llegar a León y tan joven es un salto grande.

—Sí, he cumplido 28 años en febrero. Estoy contenta de volver a casa, desde luego. Y es un salto grande porque León es muy grande. Contamos con casi 800 afiliados, 160 vendedores,  82 alumnos y alumnas y un equipo técnico permanente compuesto por seis maestros, un tiflo, una técnica de rehabilitación, una trabajadora social, un técnico de empleo, una animadora sociocultural, tres administrativos, dos gestores comerciales, un promotor comercial y yo misma.

—¿Qué expectativas y metas te planteas teniendo en cuenta que León es más grande?

—Siempre pienso que uno de nuestros principales trabajos es formar parte de la vida diaria de la sociedad. Que la Once que es claramente un servicio social y perteneciente a la economía social  y al tercer sector que esté activa y presente en todo lo que pueda colaborar y reivindicar los derechos de las personas ciegas, ya sea en materia de accesibilidad o de igualdad de oportunidades, así como seguir generando empleo a través de nuestra red de ventas y, a nivel humano, hacer equipo y que siga un funcionando el proyecto. Que la gente siga teniendo el sentimiento de pertenencia y poder llegar a todas esas personas susceptibles de afiliación que por algún motivo desconocen que podrían estar afiliadas a la Once. Sé por mí misma que cambia mucho de tener recursos y herramientas a no tenerlos. Tu vida cambia considerablemente.

—¿Cree que hay muchas personas que pueden estar en esa bolsa de posibles afiliados que no han llegado a la Once?

—Pienso que hay margen amplio. Es verdad que se hace mucho trabajo con los oftalmólogos, porque al final todos hemos pasado por ellos antes de pensar en la Once. 

—¿La ceguera o discapacidad sobrevenida predomina sobre la que de nacimiento?

—Es mucho más abundante. Por suerte, cada vez nacen menos personas ciegas y la medicina avanza. Ahora mismo nuestra pirámide demográfica tiene una media de edad alta, aunque también tenemos niños y jóvenes, pero somos los que menos. La mayoría de la gente se está afiliando ahora por enfermedades que causan ceguera por la edad, glaucoma, etc.

—Teniendo en cuenta que cada vez hay más población mayor. ¿Qué servicios debe de potenciar para los afiliados en León? 

—Todos nuestros servicios son individualizados. Cuando la persona llega, aparte de la bienvenida, –que siempre hace un afiliado por una cuestión de empatía, porque sabemos lo que es estar en esa silla en la que un día hemos estado– primero les atiende la trabajadora social para detectar sus necesidades y qué servicios va a necesitar de los que ofrece la Once. Luego pasan al equipo técnico y hace todo el circuito de rehabilitación integral. A medida que su vida avanza, son ellas las que vienen y demandan. Ya sea nuevas adaptaciones tecnológicas del Tiflo, OTR, Perro Guía... Creo que necesitamos potenciar la cercanía y los recursos para el medio rural. Nosotros nos desplazamos y atendemos igualmente en el medio rural, pero temas de atención sociocultural es importante porque en sitios donde tenemos un solo afiliado no tenemos tanta capacidad de llegar y estaría bien que hubiera otras herramientas a su alcance como ciudadanos, que es lo que somos antes que afiliados.

—¿La labor de la Once está demasiado capitalizada por el juego en lugar de por su labor social?

—Es cierto que se conoce más el juego; el juego lo ves en la calle, lo ves en la tele... y la mayoría de la sociedad es lo que conoce porque también es en lo que es partícipe. Por suerte, porque si todo el mundo fuera partícipe de los servicios sociales querría decir que somos todos personas ciegas. Yo creo que hay una parte muy desconocida de la Once que tiene que ver con los servicios. Para eso hacemos jornadas de puertas abiertas, sensibilización en los colegios... Pero yo no diría que capitalizada por el juego, aunque se conozca más.

—¿Cómo está León en cuanto a barreras para personas con discapacidad visual y qué cosas deberían introducirse?

—Llevo muchos años fuera de León y seguramente en unos meses podré decir cosas con más criterio. En general, las demandas que hacemos suelen intentar ser resueltas. Pero es verdad que la accesibilidad es un tema pendiente para todos. Por ejemplo, las ciudades que tenemos casco histórico es más complicado. Pero todo lo que se hace nuevo tiene que ser siempre accesible y entender que la accesibilidad al igual que la discapacidad, es cosa de todos porque nos puede pasar a cualquiera. En movilidad, una rampa sirve para personas mayores, carritos de niños... no solo para las personas con discapacidad. Son cosas para todo el mundo. Hay que trabajar en el barrerismo o la ocupación de las aceras...Yo creo que es sobre todo empatía. Teniendo empatía se convive mejor.

—¿Qué avances habría que introducir en la ciudad con las posibilidades de la tecnología? 

—Efectivamente, la tecnología es nuestra aliada y hay que tener la mente muy abierta porque hoy en día nosotros leemos desde el móvil a través de aplicaciones y sistemas de voz. En este sentido, una de las principales demandas es el etiquetado accesible en los alimentos, en los productos de limpieza, etc.

—¿Es cierto que a una persona con discapacidad visual que utiliza estos dispositivos le confunde el uso de la @ o de la X y en aras de un lenguaje supuestamente más inclusivo queda excluida?

—Sí,  ciertamente confunde a los sistemas de voz. Como anécdota, a mí el sistema de voz cuando me lee el departamento RR HH (recursos humanos) me lee reverendos humanos...Creo que la inclusión es importante en todo y en el lenguaje también porque el lenguaje genera pensamiento y eso es importante. La medida en la que cada uno lo use... es otra cosa. Yo tengo más tendencia a usar los desdoblamientos. Nunca he usado @ o X pero tampoco tiene que ser limitante.

—¿Cómo está la venta del cupón tras la pandemia?

—La pandemia ha sido una situación complicada porque, por primera vez en la historia, la Once cerró sus sorteos y la inversión social fue mucho mayor que nunca. Los vendedores se tuvieron que ir al erte. El sorteo estuvo suspendido más de 70 días. Los hoteles de Ilunion se pusieron a disposición de  personas enfermas y personal sanitario. La atención a las personas afiliadas seguían teniendo demandas. Es cierto que cuando volvimos a la calle la sociedad se volcó y estamos recuperando. Y seguimos siempre innovando e intentando ofrecer que sean productos atractivos para los clientes, ampliando mucho el ‘pay out’. La base del éxito del modelo de la Once es que el beneficio siempre es común.

—Los cupones a veces sirven para dar visibilidad a las ciudades, organismos o hechos históricos. ¿Hay alguno previsto para León en breve?

—Sí, el 3 de abril tenemos uno dedicado al aniversario de la Cofradía del Pendón de Isidoro. El del botillo, que fue hace poco, tuvo un gran éxito. A la gente le gusta guardar como recuerdo ese cupón que tiene que ver con algo suyo. Saldrán más a lo largo del año. 

—¿Qué volumen de ventas tiene León?

—Varía muchísimo de un día a otro. Por ejemplo, ahora que pase el sorteo del día del Padre mucha gente se va de vacaciones.

—¿Cómo han cambiado las condiciones de trabajo de los vendedores y vendedoras?

—Por las tardes ya no tienen que venir a la sede. Se hace todo con una aplicación. La venta es bonita, eres uno más del barrio, como el panadero o el pescadero, pero es dura. Lo sé porque en la Once todos empezamos de vendedores. Pero somos una empresa social y damos empleo digno y de calidad a personas con discapacidad. Se rigen por el XVII convenio colectivo. 

—¿Cómo se contribuye a un juego responsable?

—Con prevención y control de la no venta a menores de edad. 

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