Diario de León

Los Puentes de Madison (léase Adif)

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Por supuesto no voy a hablar de la película de Clint Eastwood y Meryl Streep, sobre una dubitativa pasión amorosa y bellos puentes, bien conjugados mediante romance y cámara, resultando una excelente obra cinematográfica, que hace pensar al espectador y podía finalizar con más de una airosa salida. Sencillamente me he tomado la licencia de acoplar el título para mostrar, una vez más, lo que nos pasa en vías y carreteras a los leoneses, alejándonos del mejor hacer europeo y de la incardinación en los planes en el continente. Va por lo tanto el título, para ser sincero, un poco como señuelo

Sin amor intercalado, sin «altura» de miras, olvidando el gálibo del tren, pantógrafo y catenarias, se nos muestra Adif, el partenaire con mando ferroviario, en Trobajo ante un antiguo puente resultón y robusto, que desde antaño ha visto pasar muchas composiciones ferroviarias hacia Asturias, y hoy, cuando se desistió desde el Gobierno del soterramiento, con ceguera inexplicable no supieron medir ni valorar su desacertada continuidad a tenor de los nuevos planteamientos para los trenes modernos.

Su vieja estructura al parecer fue borrada de la memoria de Adif, por tema presupuestario, por escaso empuje de unos políticos despreocupados o insensibles, una situación en la que Zapatero, ejerciendo de presidente del Gobierno de la nación, optó por una solución a medias, suprimir el paso a nivel del Crucero y luego ya veríamos. Se ejecutó una «canalización», no un soterramiento.

A Zapatero le frenaron las urnas su estancia en la Moncloa, y mucho de lo dicho se quedó en lo indebidamente ejecutado o en ciernes. Llegada la hora, tras largas vicisitudes, de tirar para adelante por presión asturiana que pedía, y con razón, el AVE, los túneles ejecutados en Pajares, vendidos como gran obra, entre otras cosas nos han robados acuíferos, al cambiar de rumbo la salida natural de beneficiosas aguas.

Y así nos hemos de tragar ¡todos los leoneses! y por supuesto los usuarios no cotidianos

A modo de inciso, me pregunto ¿cómo íbamos a hermanarnos en comunidad con Asturias, en su momento, si ahora ante la necesidad imperiosa del AVE a ritmo europeo para ellos y nosotros, no han sido nuestros políticos capaces de aunar esfuerzos?

Adif no veía, puesto que no habían sido capaces de ponerse las gafas de présbita inconsecuente, para poder interpretar las cotas en los planos. O las lentes de lejos para ver in situ el escollo llamado puente. Y así nos hemos de tragar ¡todos los leoneses! y por supuesto los usuarios no cotidianos, el sapo de que esté fuera de normas, el «resultón» y permanezca cual obstáculo. ¡Y a saber!

Para ser pulcros en la interpretación del dueto consistorio (San Andrés)/Adif, para que nada sea extraño, ante tanto incumplimiento, se hace un viaje municipal a Madrid a entrar en contacto «las partes». Allí está Adif, el de las obras, no de las que son amores, sino de las que se quedan en vanas razones, como la propuesta de uno o más pasos subterráneos. Pasar peatones y vehículos bajo las vías, dada la zona y sus pendientes, suena a amenaza de pozo de aguas. Ya hay demasiados precedentes.

Si en la película del título, dado el fin elegido, el protagonista se quedaba solo y «sin novia» empapado por el agua de la lluvia, aquí los vehículos circulantes por sus carriles y los viandantes por el suyo, creo que lo que pueda añadir sin contemplaciones, ¡es más que posible, que estén un día sí y otro también cortados por el agua de los fosos! En tal situación, tan lastimosa, nos quieren dejar ambos.

El otro puente, diseñado y ejecutado con cortedad de miras por Adif, muy cerca de San Juan de Dios, ahora se presenta como otro tropiezo a la hora de resolver el asunto del tren compaginado con la carreteras del vivir diario del municipio en conexión con la capital, tránsito, salidas y entradas, hete aquí que supone un fallo de previsión de Adif, éste a lo largo y a lo ancho, junto a la poca comprensión a futuro de los munícipes dirigentes de San Andrés.

Quienes, tras el «esfuerzo» de ir sus dirigentes, encabezados por la alcaldesa, a Madrid a negociar el soterramiento, y ser seducidos por Adif con la promesa de unos subterráneos tan desfasados como inconvenientes, parecen estar atrapados en el juego de las infraestructuras, de puente a puente, como en el divertimento de la Oca.

Las próximas urnas, no lavarán sus fallos, el agua del gran vado bajo raíles a construir, estará demasiado sucia. Es de esperar que el pueblo, la ciudadanía, les pague con el despido. Que, después de haber participado en un romance político viario de seducción y de palabras, muy alejado de los deseos de los votantes, parece ser su ruta bastante más que merecida.

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