Diario de León

MEMORIA DE LA POSGUERRA

La caja de los condenados por auxilio a la rebelión

Las huellas dactilares y decenas de fotografías grapadas en fichas con los datos personales de los que redimieron sus culpas en el destacamento penal de Fabero, sacando carbón, y comunicaciones oficiales que  dan cuenta del grado de ‘rojo’ que tenía cada preso continúan a resguardo en el Juzgado de Paz faberense sin que nadie sepa muy bien qué tipo de custodia darles. Son la única prueba documental que conserva el municipio de la actividad de un campo de trabajos forzados al que llegaron presos de toda España, sobre todo de la zona, y casi todos mineros condenados a entre 12 y 30 años de prisión

Documentación conservada en el Juzgado de Paz de Fabero sobre los hombres y mujeres condenados por el régimen franquista que conmutaron sus penas de prisión por trabajos forzados en el destacamento penal de Fabero

Documentación conservada en el Juzgado de Paz de Fabero sobre los hombres y mujeres condenados por el régimen franquista que conmutaron sus penas de prisión por trabajos forzados en el destacamento penal de Fabero

Ponferrada

Creado:

Actualizado:

Una grapa herrumbrosa sujeta la fotografía de Amalia García Fernández contra la cartulina en la que están escritos a pluma sus datos personales. Tenía 49 años y cinco hijos cuando fue condenada a tres décadas de prisión por auxilio a la rebelión. Eran los primeros años de la negra década de los 40. Amalia García (Agüeira-Lugo) fue una de las pocas mujeres condenadas a trabajos forzados en el destacamento penal de Fabero, a donde llegaban los presos políticos y prisioneros de guerra para conmutar las penas que les habían sido impuestas por el régimen franquista. En su caso, la conmutación era de 20 años y un día. 

La ficha de esta presa que llegó a Fabero desde la cárcel de mujeres de Saturraran (País Vasco) comparte espacio en una pequeña caja de cartón, poco mayor que un ladrillo, con las de otras decenas de penados por la misma causa que trabajaron forzosamente en las explotaciones mineras de Antracitas Moro y Minas del Bierzo. Tras la Guerra Civil, había escasez de carbón y los presos políticos eran mano de obra barata para mantener la actividad de un sector estratégico. La mayoría de los hacinados en los barracones de Fabero eran, además, mineros.

Un grupo de hombres del penal en una imagen conservada en el Ayuntamiento de Fabero. DL

Un grupo de hombres del penal en una imagen conservada en el Ayuntamiento de Fabero. DL

La caja de los condenados por auxilio a la rebelión lleva décadas a resguardo en el Juzgado de Paz de Fabero sin que quienes allí trabajan sepan bien qué hacer con ella. Hace años preguntaron por cuál sería el mejor destino de esta documentación, pero nadie ha resuelto todavía la indecisión. Llegan peticiones de consulta y hay quien busca allí a sus antepasados. Y ante cada solicitud se plantea la misma duda. Nadie prohíbe, eso sí, acceder a la memoria si quienes indagan llevan genes de los condenados. Algunos los han encontrado en esa caja de la historia de un país de ganadores y vencidos. 

Ahí figuran Baldomero Gutiérrez (Ocero), José Cabezas (Noceda), Ramón Brañas (Vilaoudriz-Lugo), Antonio López Salorio (Betanzos-La Coruña), Nicasio Fuertes (Gradefes), Avelardo Vega (Riolago), Santiago Yáñez Cereigido (Ibias) y Benigna González Pérez (Fabero), entre otros muchos. La mayoría eran nacidos o residentes en la zona (Fabero, Lillo, Guímara, Peranzanes, San Pedro Mallo, Matarrosa del Sil, Noceda...) cuando fueron apresados; pero también están grapadas en cartulina las fotografías de asturianos, vascos, leoneses de fuera del Bierzo, gallegos, palentinos y algún murciano y andaluz. Todos fichados por auxilio a la rebelión y condenados a penas que oscilaban entre los 12 y los 30 años. Algunas fichas no tiene foto y otras es lo único que tienen. La imagen  y, si acaso, un nombre escrito lápiz y ya casi imperceptible.

Una de las literas de los barracones. DL

Una de las literas de los barracones. DL

Una llamada de teléfono del Archivo Histórico Provincial de Salamanca solicitó, hace unos días, hacerse cargo de la caja de los condenados por auxilio a la rebelión del destacamento penal de Fabero. Había llegado hasta allí una queja por el hecho de que se encuentre todavía en el Juzgado de Paz municipal. Hay que recordar que este campo de concentración funcionó entre 1939 y 1947. Pero la caja sigue en su sitio y la petición ha reabierto las dudas de qué hacer mientras en el Decanato del Palacio de Justicia de Ponferrada empieza a moverse algo.

Tengo el gusto de manifestarle que dicho individuo era de ideología de izquierdas, no se le conocen actuaciones en contra del Movimiento y, según informes adquiridos, su libertad no supone peligro para el régimen actual

El investigador sobre memoria histórica y escritor berciano Santiago Macías confirma, no obstante, que la documentación referida no es inédita ni imposible de encontrar en otros archivos. Él ha sido una de las personas que ha podido analizarla. Asegura que muchos son duplicados y que los datos sobre quienes vivieron en los barracones de Fabero pueden encontrarse junto a otra mucha documentación salida de las prisiones de procedencia o los tribunales que los juzgaron.

Tengo el gusto de manifestarle que dicho individuo era de ideología de izquierdas, no se le conocen actuaciones en contra del Movimiento y, según informes adquiridos, su libertad no supone peligro para el régimen actual, pudiendo fijar su residencia en esta localidad sin inconveniente para ello . Esta orden firmada por el alcalde de Betanzos en abril de 1944 comparte espacio con las fichas personales en la caja de los penados. Con ella se respalda la puesta en libertad vigilada de uno de los condenados.

Uno de los pabellones del destacamento penal. DL

Uno de los pabellones del destacamento penal. DL

Una condicional que para la mayoría de quienes conmutaron su pena en Fabero supuso el inicio de una nueva vida en el mismo territorio. Siguieron trabajando en las minas.

En la misma caja hay cartillas de racionamiento y listas de libertados, también comunicaciones de indultos y varias cartas que los ayuntamientos de origen de los condenados dirigían al destacamento penal para dar cuenta de la situación de cada uno. 

 

El recluso perteneció al Partido Socialista, donde se significó grandemente y ejerció varios cargos de confianza, entre ellos el de presidente del Sindicato Minero de Olleros. Formó parte muy activa en huelgas y plantes revolucionarios, así como en los sucesos de octubre de 1934, fugándose a la zona roja desde el primer momento. Así describe el alcalde de Sabero (León) a uno de los reclusos en 1944.

Alguna carta personal y las huellas dactilares que figuran en el reverso de cada ficha completan la caja de la memoria histórica del destacamento penal de Fabero. Es lo único que atestigua su existencia además del monolito que en 2007 fue colocado en el lugar donde estuvieron los barracones, junto al arroyo Luis Alto, en el paraje denominado la Reguera y cerca de Antracitas Moro, el tajo.

Monolito colocado en recuerdo de los condenados que redimieron sus penas con trabajos forzados en las minas de Fabero. DL

Monolito colocado en recuerdo de los condenados que redimieron sus penas con trabajos forzados en las minas de Fabero. DL

Dos pabellones para los presos, gemelos y construidos uno frente al otro; un edificio donde estaba la cocina y otro edificio de doble altura que ocupaban los guardias conformaban el esqueleto arquitectónico del penal, los barracones que compartían los presos cuando no estaban sacando carbón.

Allí llegaron obligados para redimir sus penas mediante trabajos forzados tras ser sentenciados por conspiración, auxilio a la rebelión o ayuda a algún escapado. Lo hicieron desde prisiones como la de Celanova (Orense) y Figueirido (Pontevedra). También de Oviedo, Santander, Madrid, Astorga, Santoña (Cantabria), Burgos, Palencia, La Coruña, Jaén o León.

Y de aquel sitio salieron, algunos libres con condiciones y otros, cuando se clausuró el penal, con destino a otros destacamentos (el último cerró en España en 1970). Y de ese movimiento de personas con nombres, apellidos y una historia detrás queda constancia en la caja de los condenados del destacamento penal que, de momento, seguirá contando días en el Juzgado de Paz de Fabero.

tracking