Diario de León

La FOP reconstruye el hábitat del oso en el Alto Sil con bosques de frutales a mil metros

Culmina la segunda fase de un proyecto para mejorar la disponibilidad de alimento en escenarios de cambio climático

Vista de la superficie replantada en monte de Susañe del Sil.

Vista de la superficie replantada en monte de Susañe del Sil.L. DE LA MATA

Ponferrada

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Un camino forestal que parte de Susañe del Sil lleva, en una media hora de puro paisaje de alta montaña solo accesible en todoterreno, hasta un nuevo hábitat adaptado para el oso cantábrico. Lo que era brezo y monte bajo con algún ejemplar de roble malavenido y algún que otro pino se está transformando en un bosquete de manzanos injertados, cerezos, arraclanes y castaños (todos de variedades locales) que han sido plantados a una altitud mayor a la habitual, por encima de los 900 metros, para mejorar la disponibilidad trófica en escenarios de cambio climático. 

Con menos precipitaciones y una temperatura hasta cuatro grados más alta en la Cordillera Cantábrica, en el futuro los osos hibernarán menos o no lo harán y para ello está preparando el terreno en el Alto Sil la Fundación Oso Pardo (FOP), a través del proyecto Life Osos con Futuro, financiado por la Unión Europea.

Dos cuadrillas de diez trabajadores (todos de Páramo del Sil, Palacios del Sil y Peranzanes) llevan semanas plantando árboles para crear bosquetes de especies autóctonas productoras de frutos de verano e invierno y con baja vulnerabilidad climática. El objetivo es compensar la reducción prevista de otros recursos tróficos, como es el caso de los arándanos, y ya está a punto de finalizar la segunda fase del plan, que se ha centrado en montes de los municipios de Páramo y Palacios, con alguna pequeña incursión en Fornela.

El trabajador de la FOP Luis Fernández, el ingeniero de montes Javier Brazuelo y el presidente de la Fundación, Guillermo Palomero.

El trabajador de la FOP Luis Fernández, el ingeniero de montes Javier Brazuelo y el presidente de la Fundación, Guillermo Palomero.L. DE LA MATA

«Esto no lo hacemos para dar comida a más osos, sino para que los osos tengan más alimento. Dentro de la Cordillera Cantábrica, esta es una de las zonas donde hay más déficit porque no hay tantas especies productoras de comida como en la vertiente norte (Asturias y Cantabria). Aquí hay unos magníficos robledales, pero los robles son veceros y en un momento dado igual no hay bellotas, como pasó el otoño pasado. Y qué hacen los osos cuando no hay comida, pues bajan a buscarla alrededor de los pueblos», explicó el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, que recorrió la zona junto a Diario de León para comprobar el avance de unos trabajos de reforestación que cambiarán por completo el paisaje de esta parte del Monte 191 entre Susañe y Palacios del Sil.

Trabajadores de una de las cuadrillas de la FOP en el Alto Sil.

Trabajadores de una de las cuadrillas de la FOP en el Alto Sil.L. DE LA MATA

El año pasado, en la primera fase del proyecto, se crearon 82 pequeños bosquetes de plantación. En la fase que está a punto de culminar han sido 33 rodales. En total, unas cien hectáreas seccionadas en bosquetes que, por lo general, no alcanzan la hectárea de superficie, aunque alguno supera las ocho. Son «pequeños supermercados» siempre alejados de las poblaciones que «complementan la comida que ya ofrece el monte», apuntó Palomero.

El Life Osos con Futuro cuenta con un presupuesto global que supera los 2,5 millones de euros, de los que la UE aporta el 75% y del que también es beneficiaria la Junta de Castilla y León. Estará activo hasta 2025. Queda, por tanto, una última fase que trasladará las plantaciones a los limítrofes concejos de Degaña y Cangas del Narcea (Asturias). «Tenemos que plantar 150.000 árboles frutales y 25.000 castaños. De estos últimos, más de un 70% son injertados con variedades autóctonas y el 30% restante, bravos para facilitar las polinizaciones», relató el presidente de la FOP.

Uno de los integrantes de la cuadrilla coloca estacas de madera para proteger un manzano.l. de la mata

«Este proyecto es un poco experimental. Plantamos a mayor altitud de lo que sería razonable, pero lo hacemos porque todas las proyecciones nos dicen que, en este escenario de cambio climático, ciertas especies van a prosperar bien a ciertas altitudes. Los castaños siempre se han plantado entre 400 y 800 metros para que den fruto y nosotros los estamos plantando por encima de los 900, porque los especialistas en ecología forestal nos dicen que, con el cambio climático, los castaños van a subir en altitud produciendo fruto y eso nos interesa mucho, que haya comida lo más lejos posible de los pueblos y bien adaptada al escenario que se presenta», añadió Guillermo Palomero.

Aunque el máximo responsable de la Fundación Oso Pardo reconoce que «hay incertidumbre» y que «todavía no se sabe exactamente qué va a ocurrir con las especies», sí se ve ya que algunas, como hayas, robles atlánticos y arándanos «no lo van a pasar bien». En cambio, el pronóstico para los robles mediterráneos, las encinas o los castaños es mucho más optimista. De ahí, las especies escogidas y los lugares, en altura y en zonas más bien sombrías para garantizar el crecimiento de los árboles plantados. 

Todo se hace al compás de los ayuntamientos, las juntas vecinales, las mancomunidades de montes o los propietarios de fincas privadas. «Siempre con un acuerdo de custodia y con el compromiso de que las plantaciones no se pueden cortar en un plazo mínimo de 30 años», especificó Palomero. Hasta cinco años después de haber sido plantados, la FOP controla su evolución y garantiza su protección.

El presidente de la FOP, con dos trabajadores en una de las zonas replantadas en el Alto Sil.l. de la mata

Marcos Leonardo es el capataz de una de las dos cuadrillas que están trabajando en las replantaciones del Alto Sil desde el mes de noviembre. Son contratos de cuatro meses para los que la FOP recurre siempre a personas en situación de desempleo de la zona. Acostumbrado al monte, el trabajo le gusta y, siendo también presidente de la Junta Vecinal de Páramo del Sil, defiende la necesidad de que lo que hace la Fundación Oso Pardo se extienda.

«Hacemos replantaciones y las protegemos contra animales, porque estas son zonas de ciervos, corzos y ganado. Todo lo que sea plantar es vida. Yo soy de los que defiende que cada ayuntamiento debería tener una brigada todo el año, porque en hay trabajo forestal para todo el año. Hay sendas antiguas que se han perdido por la falta de limpieza», asegura este joven que se reconoce «feliz» viviendo en donde nació, mientras apunta la vista hacia el horizonte frente a la vaguada en la que están creando un nuevo hábitat para el oso. Valdeiglesias o Catoute, los picos más altos de El Bierzo, son solo una parte de esa mirada. Una «zona privilegiada», en palabras de Palomero, que «nada tiene que envidiar a Somiedo».

Dos trabajadores contratados por la FOP protegen uno de los manzanos plantados.

Dos trabajadores contratados por la FOP protegen uno de los manzanos plantados.L. DE LA MATA

Aceptación social y no conflicto

«Además de crear hábitats de alta calidad con buena disponibilidad trófica, también es necesario continuar trabajando en la aceptación social y en la prevención de conflictos entre osos y humanos», dijo también el presidente de la Fundación Oso Pardo. Ese trabajo de información y sensibilización ante el crecimiento de la población de oso y su cada vez menor tendencia a hibernar es otro de los objetivos contemplados en este proyecto, cofinanciado también por el Principado de Asturias y la Fundación Tierra Pura.

«Tenemos que informar y advertir mucho para que los sectores más implicados en la montaña tengan información de lo qué hay que hacer y lo qué no hay que hacer en caso de encontrarse con un oso», explicó Palomero. Se hace mediante audiovisuales, folletos explicativos, reuniones de debate y material informativo dirigido a asociaciones de cazadores y micológicas, federaciones deportivas de montaña y también con la Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza. El trabajo directo con los propios vecinos se contempla en un proyecto paralelo que se presentará próximamente de la mano de los ayuntamientos y los grupos de acción local.

Las labores de replantación se hacen manualmente, salvo los agujeros, para lo que se utiliza maquinarial. de la mata

«Los osos son oportunistas tróficos y eso lleva aparejado que algunos ejemplares, no todos ni mucho menos, se acerquen a los pueblos a buscar comida fácil cuando arriba no la tienen. Además, el crecimiento de la población y el hecho de que se sientan menos perseguidos también influye en este sentido. Va a ser más frecuente que aparezcan osos que se habitúen a la comida humana. Va a ocurrir más veces, pero se va a prevenir con más rapidez y se va a notar menos. Se va a normalizar. No se va a poder evitar nunca el 100% de los problemas, pero sí el 90%», dijo el presidente de la FOP.

El refuerzo de los recursos tróficos con estas plantaciones de frutales y castaños que aumenten la cantidad de alimento está, específicamente, en esa línea de prevención. «Ahora ya no tenemos que trabajar para sacar al oso del peligro crítico de extinción, ahora hay que la cohesistencia sea pacífica. Habrá que normalizar que se cuente un problema con un oso», agregó.

Que el territorio asuma que, además de un valor natural, el oso cantábrico es un recurso turístico es otro reto en cuyo desarrollo está implicada la FOP. Entres las acciones realizadas, un proyecto que ya obra en poder de la Administración con un plan de ordenación turística que incluye la creación de miradores para avistamiento en zonas seguras.

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