Diario de León

Penúltimo tren para la España vacía

Castilla y León sale hoy a la calle en Madrid en una histórica movilización en la que se esperan 100.000 personas El objetivo es pedir una oportunidad para el medio rural .

Pueblo abandonado de Villar de Matacabras, Ávila. RUBÉN CACHO

Pueblo abandonado de Villar de Matacabras, Ávila. RUBÉN CACHO

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Ical | Valladolid

«Entre siete y nueve millones de personas en España están marginadas y excluidas en la ‘España vacía’. Es una cuestión de igualdad sobre la que sí hay una responsabilidad política y de la sociedad. Y sí se puede exigir al Estado que tienen derechos fundamentales. No es excusa. Nadie debe parapetarse en que la situación ya es irreversible».

El escritor Sergio del Molino, bien conocedor del fenómeno de la despoblación, lanza un mensaje a través de Ical y se une a las motivaciones que han llevado a Soria ¡Ya! y a Teruel Existe a convocar hoy domingo una histórica movilización en la que se esperan 100.000 personas que reclamarán a las administraciones una oportunidad para el medio rural, posiblemente el penúltimo tren de la ‘España Vaciada’, como la han dado en llamar, y que no pueden dejar escapar. Aún se observan pequeñas motitas en un panorama general desolador.

A la manifestación se han adherido 95 plataformas en el escenario nacional. Sólo de Soria, esta asociación, que cumple 18 años con un mismo objetivo, ha organizado 68 autobuses, unas 4.000 personas, a las que se suman viajes particulares y otros promocionados por sindicatos y partidos políticos, a los que Vanessa García, portavoz de la asociación, ruega que «no politicen» la marcha. «Tenemos muy claro que esta manifestación es por su culpa», sentencia.

La peculiaridad reside en que las motivaciones que llevan ahora a salir a la calle son las mismas que hace dos décadas. «Los objetivos son los mismos de ahora, salvo el túnel de Piqueras y un tramo de autovía. ¡Basta ya! Nos tienen que oír, no son normales las infraestructuras en Soria, que frenan la instalación de empresas, el transporte por tren es pésimo, un mundo rural sin wifi, los jóvenes se van y es necesario moverse cientos de kilómetros por sanidad», exclama García.

En una cita que califica de «crucial», muestra un «gran optimismo y esperanza» porque las administraciones hagan caso y a partir del lunes «se pongan manos a la obra»: «Si no lo pensáramos, no seríamos parte del proyecto. Nos gustaría que la plataforma desapareciera porque no hay nada que reivindicar. Queremos hechos, que queda muy bonito en los programas y no lo cumplen».

En España, hay comarcas con una densidad de población inferior a las más deshabitadas de Laponia. En Soria la media es de ocho habitantes por kilómetro cuadrado, dos en algunas zonas de su territorio. Y en el 53 por ciento de la superficie nacional reside únicamente el cinco por ciento de la población. Una parte de ellos estará representado en la Plaza de Colón, a los que se sumará el apoyo de muchos madrileños nacidos en la capital como consecuencia de la emigración que sus padres o abuelos protagonizaron forzados en las últimas cinco décadas.

Más dramático en España

Sergio del Molino, autor del libro de éxito La España Vacía (Turner, 2016), recuerda que la despoblación «no es un fenómeno exclusivamente español, pero sí es cierto que aquí se vive de forma más dramática por las características de envejecimiento y migración». «Eso nos hace raros en Europa occidental. Los países que nos rodean no lo tienen tan acusado ni los problemas demográficos que tiene España», responde en conversación con Ical.

En realidad, esto ubica a España y a Castilla y León «a la vanguardia» en lo relativo al envejecimiento, la caída de la natalidad y «vaciamiento progresivo del entorno rural, una cultura que ha desaparecido de las sociedades occidentales». Por ello, se resigna y considera que es una «tendencia irreversible, artificial, intrínseca al modelo económico y social». «Para poder cambiarlo deberíamos modificar nuestra forma de vivir, producir y organizarnos. Y como es improbable que suceda, pues eso, que el proceso es irreversible», insiste.

Por ello, hace un llamamiento a lo que evidencia la manifestación de Madrid: «Todo se resume en derechos fundamentales, porque aunque sea irreversible, ninguna sociedad debe conformarse y luchar por la igualdad. Y esta gente se siente descolgada», asevera el escritor madrileño, quien tacha de «intolerable» una reclamación que es «justa y está justificada». Así, aboga por «tener en cuenta» a «un montón de habitantes», a los referidos entre siete y nueve millones, afectados por ese ‘Gran Trauma’ que él definió en su ensayo y que son protagonistas del «verdadero problema territorial que hay en el país».

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