Diario de León

Encadenadas a la cultura

Amancio González, Nadir y Esther Santás recrean tres obras del Museo de León cuyas protagonistas son mujeres.

Publicado por
cristina fanjul | león
León

Creado:

Actualizado:

Las obras salieron ayer de Léon con rumbo al Museo de Lugo, donde el próximo día 16 se inaugura una exposición en la que las seis creaciones medirán sus fuerzas. Fue durante el curso ¿ Quién da la vuelta a la tortilla? Hombres, mujeres, género y roles en las colecciones de tres museos provinciales , que se celebró en Pallarés en el mes de febrero, cuando Nadir, Amancio González y Esther Santás recrearon tres originales del museo: Santa Catalina de Alejandría, el mosaico de Hila y las Ninfas y el retablo de San Marcelo. El objetivo de este experimento artístico no era otro que modificar los roles, dando, efectivamente, la vuelta a la tortilla. Tradicionalmente los artistas trabajan por su cuenta y después se hace educación en base a la obra que ellos presentan. Pues bien, en esta ocasión, la intervención de la mirada del artista cambia el enfoque y el objeto de su trabajo es reinventar la perspectiva de los originales.

Y es que las obras de arte, más allá de su apariencia formal, contienen una carga ideológica que se asienta en el pensamiento gracias a la cultura de masas. Se trata de acercarse a ellas de otra manera para replantearse qué quieren contar y cómo esos discursos se prolongan hasta la actualidad. En este taller, los alumnos tuvieron la oportunidad de reflexionar, por ejemplo, acerca de si la serie Sexo en Nueva York y el retrato que se realizó a Isabel II nada más acceder al trono tienen algún tipo de relación, si las cosas no han cambiado tanto a pesar de dos mil años de evolución cultural.

Tres alternativas . Para ello, los artistas han contado con tres piezas que presentan tres modelos diferentes en la relación entre hombre y mujer o, dicho de otra manera, la imagen que la cultura ha trasladado del papel de la mujer a lo largo de la historia: madre, amante y bruja. El director del Museo de León ha manifestado que en el mes de junio las obras realizados por otros seis artistas de Lugo y Murcia se mostrarán en Pallarés junto a los de los leoneses.

El trabajo de Amancio González ilustra el objeto de este experimento. El escultor ha recreado el mosaico de Hilas y las Ninfas, haciendo un análisis del papel de la mujer en la cultura clásica y cristiana. «La figura femenina se nos muestra como una persona sin escrúpulos que suele recurrir a los instintos más bajos para lograr sus objetivos y lo hace sirviéndose de su cuerpo, o de la belleza de su cuerpo y de su mente o de los recursos perversos de su mente», subraya el artista, que añade que en el caso que nos ocupa ni siquiera un guerrero es capaz de sobreponerse a los encantos encarnados en el espíritu femenino.

Para Esther Santás, el análisis sigue pautas parecidas. Basándose en la tabla de Santa Catalina de Alejandría, la artista realiza una composición figurativa en la que teatraliza el martirio al que fue sometida la santa. La hagiografía cuenta que Catalina enfrentó su elocuente dialéctica a cincuenta doctores que el emperador Maximino empleó para rebatir sus argumentos de fe. Tras vencerles, e incluso convertir a la emperatriz, fue condenada a un terrible suplicio: cuatro ruedas dentadas de agudos clavos y sierras debían sajar su cuerpo; pero la intervención de un ángel lo evitó, para que, a la postre, fuera decapitada (de su cuello brotó leche, en vez de sangre) y trasladado su cuerpo, de nuevo por ángeles, hasta el Monte Sinaí.

Santás subraya precisamente en su pieza el debate de Catalina con los cincuenta sabios, y de esta manera imita aquel momento con un grupo de maniquíes —trasunto de los sabios— a los que enfrenta una figura decapitada (Santa Catalina). Al fondo, Esther Santás ha colocado una bicicleta que, además de dos ruedas en su engranaje, contiene una Catalina, un tipo de rueda dentada cuyo nombre responde a la que se utilizó en su tortura. «Me serví del blanco para representar la pureza de la santa y escogí maniquíes rosas para los sabios», destaca.

La maternidad. Por último, Nadir realizó una visión conceptual del retablo de San Marcelo y Santa Nonia. «El retablo se denomina de San Marcelo. ¿por qué no de Santa Nonia?», se pregunta el artista, que hace hincapié en el hecho de que la leonesa tuvo 12 hijos, «doce eslabones que formaron la cadena de hierro con la que la ahorcaron de por vida». Nadir subraya el hecho de que la mujer en la Edad Media no tenía posibilidad alguna de elección, «sin poder ser dueña de su destino, sumisa a su Señor, un legionario y entregada a la indefectibilidad de una maternidad impuesta por imperativo religioso y social»… Por todo ello, Nadir ha dispuesto un lienzo en estructura compositiva de trampantojo, con lo que el soporte funciona a modo de jaula, igual que el retablo. «Pero una jaula ya abierta, en la que el paisaje continúa y se pierde por los límites del lienzo», destaca. El pintor ha querido con ello contraponer su obra a aquella de la que surge la inspiración, para lo que trata de mostrar libertad, libertad de elección frente a la rigidez establecida del formato retablo. «De esta manera, los elementos, los individuos, interactúan y la composición argumental abierta trata de generar reflexión».

tracking