Diario de León

Miguel Hermoso. actor

«Si se desprecia la cultura entraremos en una Edad Media»

Del malo de ‘Yo soy Bea’ al héroe trágico Pascual Duarte, un asesino incapaz de luchar contra el infortunio. Miguel Hermoso, hijo del célebre director de cine, desembarca hoy en el Auditorio Ciudad de León con la también ‘heroica’ misión —debido a la crisis y la subida del IVA—, de traer la primera adaptación al teatro de la gran obra de Camilo José Cela ‘La familia de Pascual Duarte’. Hermoso teme que despreciar la cultura nos puede llevar a la Edad Media...

El actor Miguel Hermoso, protagonista de ‘La familia de Pascual Duarte’, que llega hoy al Auditorio Ciudad de León.

El actor Miguel Hermoso, protagonista de ‘La familia de Pascual Duarte’, que llega hoy al Auditorio Ciudad de León.

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—¿No se ha librado aún de ser el malo de ‘Yo soy Bea’?

—La gente se sigue acordando, porque la serie fue un fenómeno de audiencia, con unas cifras arrolladoras. Si ese plus de popularidad me permite atraer al teatro a gente que de otra manera no vendría, pues encantado.

—¿Los malos siempre tienen más matices?

—Los malos son muy atractivos si los ves en la pantalla o en un escenario. Se saltan las reglas, que los demás cumplimos, siendo corruptos, asesinos, violadores... Diego (en Yo soy Bea ) era un mafioso. Pascual Duarte es más terrible.

—¿Le ha beneficiado ser hijo de un director reconocido?

—Si, muchísimo, porque en mi infancia había un espléndido ambiente cultural. He leído muchísimo y también me permitió tener inquietudes culturales. Es en lo único.

—¿Se plantearon dejar la obra cuando murió el productor y actor Tomás Gayo?

—Fue atroz. Y sí nos planteamos ¿ahora qué? La mejor forma de rendirle homenaje era continuar con su trabajo. Hizo una adaptación brillante de La familia de Pascual Duarte. No me costó convencer a mis compañeros. Además, ya teníamos actuaciones comprometidas. Todavía lo tenemos entre nosotros.

—Es la primera vez que se adapta al teatro ‘La familia de Pascual Duarte’. ¿El público hace comparaciones con la película?

—No. Hace comparaciones con la novela. La película, que me encantó, está lejos de la novela. Nosotros estamos en esa onda de trabajar con la palabra, con el código de la novela. En la película los personajes casi no hablan entre sí. Todo empieza con la confesión de un reo. En el escenario ese reo se encara al público y les habla a los ojos, no para que le perdonen, sino para que le entiendan. La disposición es muy atractiva y participativa. El público se siente como un jurado.

—¿Pascual Duarte es un héroe o un tipo maldito?

—Las dos cosas. Un héroe a menudo es un tipo maldito, como Edipo o Antígona, que comete errores muy a su pesar. Es un hombre que intenta escapar, aunque no lo consigue, de su destino. Me emociona cuando, una de las veces que está en la cárcel, le sueltan y está aterrorizado, «porque aquí soy libre», llega a decir. Es un personaje heroico porque intenta librarse de una maldición que le lanzan su madre, su mujer y la vida. Es un asesino, pero ¿por qué? ¿De dónde le viene ese impulso? Pues de la incapacidad de resolver los problemas a través de la razón y por la falta de afecto.

—Es quizá su gran papel y le llegó de rebote...

—Sí, es verdad. Es el papel más complejo y arriesgado de mi vida. A mí casi siempre los papeles que me han llegado de rebote han sido una buena señal. Ya me ocurrió con la película Piel Roja. Con esta obra ya habían empezado a ensayar con otro actor. Es un papel con mucho texto, pero tengo muy buena memoria.

—¿Cómo capean la crisis?

—Los actores tendremos que buscar otros trabajos, ser actores-taxistas, actores-fontaneros... De esto casi no se puede vivir, gracias a este Gobierno que cree que ir al teatro es como comprarse un collar de diamantes. El teatro privado es muy difícil hacerlo rentable, aunque los actores cobremos menos y la escenografía sea más barata. Va a dejar de haber teatro. Ganar dinero es casi imposible. Abrir el telón cuesta una pasta. La taquilla no da ni para pagar el camión y los ayuntamientos están embargados y ni cobras la taquilla. Hay poca preocupación por los cómicos. Hay que tener cuidado con despreciar la cultura o entraremos en una Edad Media.

—Su carrera es muy singular, de la telenovela ‘Bandolera’ al gran personaje de Cela...

—Eso no lo calculas.

—¿No hay papel malo?

—El actor puede aprovechar cualquier trabajo para aprender algo nuevo. No hay una línea coherente en mi carrera. Intento vivir de mi trabajo y no me quejo. En el ámbito teatral sí que es más coherente, por la calidad de los textos que he hecho.

—Tiene estudios superiores de música, ¿lo próximo será un musical?

—Se me pasó el tiempo de la música. Ha evolucionado mucho. Compuse música para teatro. Más que intérprete soy compositor, aunque hasta actué en un grupo de rock.

—¿En cuál?

—En Los del Yopo. Y una canción nuestra sonaba en una película de mi padre, en Como un relámpago. Sí tengo técnica vocal para un musical, pero hay mucho nivelazo.

—¿La subida del IVA va a dejar muchos cadáveres en el camino?

—Ya ha dejado. Se acaban los productores. Uno de los últimos lo enterré yo. Tomás Gayo murió, en parte, por el agobio y la presión de producir teatro. Ya no quedan más que pequeños héroes, así que los actores y técnicos vamos a tener que formar cooperativas. Es el momento de ser muy solidarios entre nosotros.

—Es afiliado a UPyD como Toni Cantó. ¿Se va a presentar a unas elecciones?

—Ya lo hice, aunque como reserva. Me encanta el trabajo de Toni, pero me obligaría a dejar mi profesión y no es lo que quiero hacer. No hay que tener complejos de expresar opiniones y de apoyar a un partido abiertamente. Me gustó el planteamiento de UPyD, porque casi todos somos gente del mundo real y pensamos que la política está secuestrada por los dos grandes partidos como una agencia de colocación. Alguien que no cumple lo que promete o no le dejan cumplir su plan debe dimitir si tiene dignidad.

—¿Está peor el cine o el teatro?

—El cine está parado, se acabó. Sólo veremos a actores y directores españoles triunfar en el cine americano. El PP y el PSOE no han protegido el cine. Los cines los construyen las multinacionales americanas, a las que no les interesa el cine español.

—¿Qué va a pedir a los Reyes Magos?

—Una bici, porque se la robaron a mi hijo. No voy a pedir una subvención. La gente que hace teatro creo que puede salir por sus propios medios. Si no nos divertimos, entraremos en la Edad Media, con los banqueros como señores feudales.

—¿Conocía León?

—Sí, es un sitio maravilloso. Estuve con Pepe Sancho en una obra, El regreso, en la que hacía de su hijo; y con Pepón Nieto, en Excusas.

—Ser Hermoso de apellido ha sido...

—Durísimo de pequeño. Una burla constante. Ahora me parece divertido. Es sonoro y bonito.

Lugar: Auditorio Ciudad de León.

Hora: 21.00.

Entradas: 25 euros.

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