Diario de León

EL ESTADO DEL PATRIMONIO

Los cables devoran la muralla romana ante la indiferencia de la administración

Ministerio, Junta y Ayuntamiento permiten la contaminación visual en el patrimonio histórico de León

Los cables en el castillo de León, actual sede del Archivo Histórico

Los cables en el castillo de León, actual sede del Archivo Histórico

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CRISTINA FANJUL | LEÓN
León

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En septiembre de 2013, el alcalde ‘vendía’ un plan de 1,7 millones de euros con el que se pretendía hacer paseables 184 metros por el adarve de la muralla, desde la huerta del convento de las Clarisas a Puerta Castillo. Se aseguraba que se inauguraría en 2015. De momento, los únicos que siguen paseando por la fortaleza son los cables.

«Queda prohibida la colocación de publicidad comercial y de cualquier clase de cables, antenas y conducciones aparentes en los Jardines Históricos y en las fachadas y cubiertas de los Monumentos declarados de interés cultural. Se prohíbe también toda construcción que altere el carácter de los inmuebles a que hace referencia este artículo o perturbe su contemplación». Así se establece en la ley de Patrimonio Histórico de 1985, que continúa vigente. Sin embargo, tanto el propietario, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, como la Junta de Castilla y León, administración que detenta las competencias en el patrimonio de la comunidad, y, por supuesto, el Ayuntamiento, permiten que los cables y la torre de alta tensión se coman desde hace años tanto la muralla romana como la medieval en León. En las cercas, continúa el transformador adosado al lienzo, un mamotreto cuya eliminación parece no estar en la agenda de ninguna administración. Y es que tanto el comportamiento del Ayuntamiento y la Junta mueven a pensar que profesan mayor respeto por la empresa suministradora que por el patrimonio. Sólo así se entiende que durante las tareas de rehabilitación de las cercas el Consistorio rehabilitara una caseta que, en mitad de la muralla medieval, cobija un transformador. Lo mismo puede decirse del tendido que ensucia y tapa el lienzo de la muralla romana. Los cables se han convertido en parte de los sillares de la fortaleza imperial.

Ni siquiera en el Plan Director que se aprobó para la rehabilitación integral del monumento se preveía poner en marcha una negociación con la empresa para poner las bases del eventual soterramiento del tendido. De esta manera, y en pleno 2015 los cables del tendido se han convertido ya en parte de la piel del monumento romano más importante de la provincia.

En el año 1998, el por entonces alcalde, Mario Amilivia, firmó una serie de convenios con Telefónica e Iberdrola para acabar con los cables aéreos en las calles de León. Se firmó entonces un convenio en virtud del cual se invirtieron 33 millones de pesetas para acabar con el tendido eléctrico y telefónico en la Calle Ancha y otras zonas del Plan Piloto. Sin embargo, las fachadas de edificios históricos siguen soportando este incómodo lastre.

Hay que subrayar además el hecho de que la empresa Iberdrola, por ejemplo, desarrolla en algunas ciudades históricas el soterramiento del cableado aéreo. Asimismo, este mismo verano, el Tribunal Supremo rechazaba el recurso de casación de la empresa Cableuropa SAU contra una orden de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en la que se desautorizó la instalación de cableado en las fachadas de los inmuebles que se encuentran en el Conjunto Histórico de Almería y se ordenó retirar todos los tendidos de cableado y armarios de registro ya instalados a fin de recuperar «el carácter y ambiente propio» de este espacio declarado Bien de Interés Cultural. Todo un ejemplo a seguir.

Los consistorios de numerosas ciudades turísticas han comenzado a invertir en la eliminación de todo el cableado que afea sus calles y monumentos. Sin embargo, el de León sigue ajeno a esta necesidad a pesar de que, por ejemplo, se prepara un proyecto para hacer paseable la misma muralla que sigue cosida por cables.

Llama poderosamente la atención que la Junta fuera tan escrupulosa en la instalación del conjunto artístico de Eduardo Arroyo en Santa Marina mientras permite que se perpetúe la contaminación visual en el lienzo de la muralla y que el peso de las farolas continúe dañando la estructura de sus sillares.

Y es que en una provincia con uno de los conjuntos patrimoniales más castigados de toda la comunidad, la muralla ocupa el furgón de cola en las prioridades y su rehabilitación lleva dos años parada. En septiembre del 2013, el alcalde, Emilio Gutiérrez, ‘vendía’ un plan de 1,7 millones de euros con el que se pretendía hacer paseables 184 metros por el adarve de la muralla, desde la huerta del convento de las clarisas a Puerta Castillo. Se aseguraba que se inauguraría en el 2015. De momento, los únicos que siguen paseando por la fortaleza son los cables.

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