Freedonia y el flautista leonés

El sin ánimo de lucro de El Aliento del Coyote tiene en cambio el seguro del máximo entusiasmo por la música. No todo vale en sus propuestas, si no incluyen calidad y cierto compromiso cultural. La asociación trae ahora a León a Freedonia, una banda que es mucho más que soul, aunque, al igual que los promotores de esta cita, tengan al género prácticamente como artístico kilómetro cero. En 2012, el grupo con sede en Madrid y formado por nueve integrantes dio un paso importante al comenzar a gestionar su carrera y editar un disco que los puso en el gran escaparate del directo español. Con Freedonia, el boca oreja funciona. Y ellos, mientras, como si fueran una empresa, dedican todo su empeño en cubrir los muchos frentes que depara el negocio musical. Redes sociales, contratación, distribución de sus discos... Esos chicos que salen en la foto, hacen todo eso además de tocar. Por cierto, de manera excelente y logrando encender al público hasta límites que uno había olvidado. Y el tercero por la derecha es de León. Álex Fernández Miguélez, saxofonista del grupo, que atiende a Diario de León junto a los certeros apuntes de Israel Checa, batería y uno de los ideólogos de esta nutrida formación que invadirá León de soul-funky y propuestas mestizas, y que reivindica su presencia leonesa: «Nos gustaría tocar muchas más veces por León».

—Aunque son muchos, cuando tocan fuera de Madrid, ¿les afecta la cuestión sentimental de visitar el lugar de origen de algún integrante del grupo?

—Álex Fernández: Nos afecta para bien. Para mi, tocar en mi tierra, en León, es de lo que más ilusión me puede hacer. Y también, mucho, salir en Diario de León. Casi todos los meses nos llaman un par de veces para tocar en Galicia. Y yo pienso: ¿Pero no sería posible parar a tocar en Astorga, en Ponferrada...? Uno de mis sueños es Freedonia en el Auditorio. Y sí, en el Espacio Vías también será especial para mi.

—Estará alerta toda su familia leonesa...

—¡Sí! Estoy seguro de que habrá mucho Fernández y Miguélez en el concierto.

—Desde lo clásico llega a Freedonia. De hecho, no tenía grupo ni en Astorga ni en sus años en León...

—Antes no había tocado en grupos aunque siempre me ha gustado e interesado la música negra. Entré en el grupo hace unos siete años. Me llamaron para unos conciertos y me quedé. Y hasta hoy. En León estuve en el Conservatorio, hice la carrera de clásico, y ya en Madrid me dediqué bastante a aprender jazz.

—Ya en un plano general, Freedonia lo ha apostado todo por una propuesta honesta, de carretera y autogestión. ¿Les salen las cuentas?

—Israel Checa: No nos podemos quejar. Máxime, cuando la cultura es deficitaria por naturaleza. Tocamos mucho y el directo es una eterna lucha y búsqueda. Los locales de directo están pasando una época brutal, por la crisis y el IVA y por una legislación nada benevolente. Ahora vamos donde creemos que se puede funcionar. Porque después de Girando Por Salas y Artistas en Ruta ya no hay nada.

—¿Su mejor secreto es que el público sale encantado?

—I. C.: Tal vez porque hacemos música honesta, directa y sincera. Y tocamos soul, funk... Pero ahora, en parte gracias a Maika, nuestra cantante, otras cosas, incluso con influencias africanas. Así ganamos todo tipo de público. Y aunque tengamos nuestro lado filosófico, contamos cosas terrenales.

—¿Se plantean cuál sería su encaje en el conjunto de la escena musical española?

—I. C.: Lo que hacemos nosotros está hecho con todo el alma. Es el momento de ponerle nombre a las cosas. Entretenimiento y cultura no es lo mismo. Ahora mismo hay más, y muy buenas, bandas de soul. Pero no dejamos de ir por la selva con un machete.

—Ya decían hace tiempo que eran una banda de soul-funk pero que aspiraban a tener un nombre propio. ¿Lo van consiguiendo?

—I. C.: Estamos en el camino. El soul le gusta a todo el mundo. Hemos tocado en Marruecos o Lituania, y nuestra satisfacción es ver las mismas caras sonrientes al final de los conciertos. El tiempo colocará las canciones y la banda en su sitio. Y juntos, los nueve, somos un buen batiburrillo de estilos.

—Llegan a León con anfitrión dentro de la propia banda. ¿Planes confesables?

—A. F.: Yo les llevaría de tapas, pero nos pilla todo probando o tocando. Vamos a comer a Casa Ezequiel, así que seguro que disfrutaremos de las cosas ricas de esta tierra.

Lugar: Espacio Vías.

Hora: 22.00.

Entradas: 12 euros.