Diario de León

CULTURA

Piden una calle y una estatua para recordar al relojero leonés Losada

Una petición dirigida a Manuela Carmena resalta también sus dotes como inventor .

Una multitud de personas acudió el día 31 a la Puerta del Sol para asistir en directo a las campanadas de su célebre reloj.

Una multitud de personas acudió el día 31 a la Puerta del Sol para asistir en directo a las campanadas de su célebre reloj.

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e. gancedo | león
León

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A uno que está y que quieren quitarlo, les piden que no lo hagan. Y a otro, como no está, les urgen a que lo pongan. Este galimatías tiene que ver con el problemático encaje de dos leoneses ilustres en el callejero de Madrid: si hace pocos días dábamos cuenta en estas páginas de la decisión del equipo de gobierno municipal de retirar treinta rótulos de calles capitalinas relacionadas con la Guerra Civil y el franquismo —entre ellas la del comandante Zorita, aviador berciano que fue el primer español en romper la barrera del sonido—, ahora solicitan al consistorio que dirige Manuela Carmena, vía Change.org, «una calle y una estatua para recordar al constructor del reloj de la Puerta del Sol con motivo del 150 aniversario de su donación en este 2016».

Y si el caso anterior resulta más discutible, con una campaña de los descendientes de Demetrio Zorita encaminada a hacer ver que las calles dedicadas a este piloto en Ponferrada, León y Madrid lo son por la citada hazaña, «y no por cuestiones bélicas, políticas o ideológicas», la figura fascinante y poliédrica de José Rodríguez Conejero, que firmaba como José Rodríguez Losada (Iruela, 1797-Londres, 1870), parece unánimemente ensalzada.

La petición, a la que cualquier ciudadano puede adherirse con su firma, recuerda que nada en la capital española («ni una estatua, ni una calle, ni una placa») recuerda hoy al artífice del llamado Reloj de Gobernación, e insta al Ayuntamiento a que resuelva ese déficit. Los impulsores del proyecto, la asociación cultural El eco de Cabrera, han hecho ver que el más famoso reloj de España lleva dando la hora, puntualmente y nunca mejor dicho, desde hace siglo y medio. «En 1863, Rodríguez Losada decide reunirse con las autoridades municipales de la época y se ofrece a donar a la ciudad de Madrid un nuevo reloj, más preciso, que sustituyera al viejo Reloj de Gobernación. Tardó tres años en construirlo y fue inaugurado, el 19 de noviembre de 1866, por la reina Isabel II con motivo de su cumpleaños».

¿Todo por una ‘xata’?

Las teorías que explican el salto de Rodríguez Losada desde su enriscada Cabrera natal a Madrid, y de ahí a Londres, donde se formó como afamado maestro relojero, son variadas, contrapuestas, y alguna de ellas, aliñada de leyenda. Como la que relata que, siendo sólo un joven pastor en las faldas del Teleno, perdió una ternera, una xata, y por miedo al más que probable castigo, huyó hasta Puebla de Sanabria, donde un arriero lo llevó consigo en dirección a Extremadura. En Madrid reaparece en calidad de oficial del ejército durante el Trienio Liberal.

A causa de esas ideas liberales huye de España y se establece en Londres, donde entra a trabajar como simple mozo de limpieza en una relojería. Pero su talento era tal que con las piezas desechadas lograba componer auténticos relojes, y por eso en poco tiempo acaba siendo nombrado oficial relojero. Además, al morir el jefe, Losada se casa con la viuda, establece relojería propia en Regent Street bajo la marca J.R. Losada London y abre sucursales en Europa, Iberoamérica y Filipinas. Fue amigo del poeta Zorrilla, que le dedicó algunos versos, y su fama le hizo trabajar en España, además de con el celebérrimo reloj, con creaciones como diversos modelos de cronómetro marino, imprescindibles para el cálculo de la longitud geográfica durante la navegación, y las llamadas sabonetas, uno de los modelos de reloj en que se especializó, y que alcanzaron gran fama.

Otra leyenda dice que envió a su aldea natal un reloj de torre que por problemas logísticos (y con subasta de por medio) acabó en el pueblo maragato de Santiago Millas. Un talante generoso y peculiar que dejó grabado en rimas José Zorrilla: «Losada es un gran mecánico que alcanzó inmenso renombre, y, no obstante, vale el hombre más que su reputación. Aunque seco, cejijunto y algo brusco en sus modales, leal entre los leales, tiene de oro el corazón».

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