Diario de León

PATRIMONIO AL DESCUBIERTO

Los espías que se toparon en León con legiones romanas

El ‘Vuelo Americano’, que realizó 14.800 fotos aéreas en 1956, sirve ahora para detectar yacimientos. Un equipo de investigadores localiza tres campamentos en el Bierzo

La flecha señala el campamento de A Serra da Casiña, en Balboa.

La flecha señala el campamento de A Serra da Casiña, en Balboa.

León

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La primera intención fue bélica. Aviones militares norteamericanos, que ya habían sobrevolado y fotografiado parte de España al final de la Segunda Guerra Mundial, retornaron en 1956 con el inicio de la Guerra Fría. Desde sus privilegiados 5.500 metros de altitud captaron en la provincia leonesa 14.800 fotografías, un archivo conocido popularmente como el ‘Vuelo Americano’. Un material cartográfico de inestimable valor. Retrataron fincas, montes, pueblos, carreteras, caminos y ríos. Cada palmo del territorio. El Archivo Histórico Provincial guarda este tesoro, que anualmente consultan más de 40.000 personas. La directora del Archivo, Eva Merino, explica que las fotos aéreas siguen siendo requeridas para conflictos de propiedad y también se han empleado para identificar las fosas comunes del franquismo. Pero han tenido otra utilidad: la arqueología aérea.

Gracias al Vuelo Americano y la nueva tecnología Lidar —que permite cartografiar el terreno desde satélites— un equipo de investigadores del CSIC y de las universidades de Santiago de Compostela y Oviedo ha descubierto tres campamentos romanos en el Bierzo. Hoy el terreno no está como en 1956, cuando los aviadores norteamericanos lo sobrevolaron. En aquel momento a nadie le interesó o no supo interpretar la existencia de estos acantonamientos que pudieron albergar entre 1.600 y 6.000 soldados romanos.

CAPTADOS AL VUELO

Las conclusiones del hallazgo las han publicado en el trabajo titulado La presencia del ejército romano en las montañas de El Bierzo (León): novedades arqueológicas, firmado por, Julio Manuel Vidal; José Manuel Costa-García, David González Álvarez y Andrés Menéndez. Los tres campamentos se hallan muy cerca entre sí, dos ubicados en Balboa y otro en Villafranca del Bierzo.

David González Álvarez, investigador del CSIC, explica que en los últimos años han aparecido docenas de campamentos en el noroeste peninsular. Enclaves militares que podrían estar vinculados a las guerras cántabro-astures y la romanización de este último reducto de Hispania o bien a la construcción de vías de comunicación, así como a actividades mineras. El campamento de A Cortiña dos Mouros/ Campo do Circo, de forma trapezoidal, ya no se conserva como en la época de los ‘cazas americanos’, por repoblaciones forestales que han destruido parte del perímetro. Este enclave romano tendría una extensión de 4,46 hectáreas.

González Álvarez afirma que solo han llevado a cabo la «fase previa», y que sería deseable llevar a cabo prospecciones sobre el terreno, con georradar e incluso excavaciones. Pero, como siempre, es cuestión de conseguir financiación.

Las imágenes aéreas del yacimiento. DL

El campamento de A Serra da Casiña —también en Balboa— ocuparía 11,6 hectáreas y muestra la característica planta en forma de naipe de los campamentos temporales de marcha de época altoimperial romana. El destacamento de As Penas de Perturexe, en Villafranca del Bierzo, es más difícil de reconstruir, porque la parcela ha sido trabajada y está atravesada por una pista forestal. Es el más pequeño de los tres campamentos, de apenas 3,5 hectáreas.

Hay que recordar que «en esta misma región se halló el Bronce de Bembibre. El documento, datado en 15 a.C., revela los esfuerzos del poder romano por encajar estos territorios en el esquema administrativo imperial y refleja además las tensiones vividas durante el proceso de conquista».

El descubrimiento de los tres recintos del Bierzo, como explican los investigadores, se enmarca en un proceso de revisión de la presencia militar romana en el noroeste peninsular.

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