Diario de León

Personajes leoneses

El valioso legado de un republicano leonés

PUBLIO SUÁREZ URIARTE. Abogado y diputado en Cortes, proclamó el triunfo de la República en 1931 desde su chalé de Padre Isla. En su testamento pidió que no hubiera ninguna ceremonia en su entierro. Su mujer, María López, legó valiosas obras a San Isidoro y San Marcos, incluido un supuesto Tiepolo.

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A Publio Suárez la historia le dio la espalda. El leonés que proclamó desde el balcón de su casa el triunfo en las urnas de la II República ni siquiera tiene una calle que recuerde su memoria. Este «patricio», como le denominó el poeta Victoriano Crémer —por sus cualidades políticas y éticas—, hombre de porte frágil y de inabarcable biografía, dejó un singular legado.

Pese a que formaba con María López un «matrimonio ejemplar», cuyo amor quedó inmortalizado en sus últimas voluntades, los testamentos de ambos cónyuges son absolutamente contrapuestos. Manuscrito el de él y fechado el 29 de diciembre de 1933, encarga a sus dos hijos, Publio y María Delfina «que inspiren sus actos en la práctica del bien, y que protejan a su madre y a su abuela, como es su deber». El testamento de Suárez Uriarte, abogado de profesión, primer gobernador civil de León de la República y diputado en Cortes entre 1931 y 1933, es más sentimental que crematístico. El de su esposa, María López López, es la antítesis. Publio Suárez expresa que la casa familiar del número 25 de Padre Isla sea adjudicada a su esposa.

En el escueto escrito de Publio Suárez sobre sus últimas voluntades, la mayor parte la dedica a explicar que quiere un funeral sencillo, «sin ceremonia de ninguna clase, confesional ni civil», dice. Pide que envuelvan su cadáver con un lienzo, sin ninguna otra vestimenta. Y prohíbe publicidad de su fallecimiento y «todo acompañamiento que no sea el de sus próximos familiares y los amigos más íntimos». «Si hubiera medios de poder dar incineración a los restos, que sean incinerados», concluye.

AMIGOS Y DIPUTADOS

El chalé ubicado en el número 25 de Padre Isla, hogar de Publio Suárez, profesor de la Escuela Normal de León, subdirector del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de León y presidente del Orfeón Leonés, era frecuentado por los intelectuales de la época, como José Ortega y Gasset, quien fue elegido diputado por esta circunscripción en la misma candidatura que el abogado leonés y Justino de Azcárate: la Agrupación al Servicio de la República (ASR), un movimiento creado por el citado filósofo, así como por Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala para «movilizar a todos los españoles de oficio intelectual y defensores de la República española».

Los grandes intelectuales de la época pasaron por el Chalé de Publio Suárez, incluido Ortega y Gasset

Suárez Uriarte falleció en 1940; su mujer, 37 años después. El testamento de María López es más jugoso y desvela el ingente patrimonio acumulado por el matrimonio. En realidad, la mujer de Publio Suárez hizo dos testamentos: el primero, en Santander, en 1971; el segundo, cuatro años después, en Madrid.

La mujer de Publio Suárez deja a San Marcos monedas de oro y hachas prehistóricas

Llama la atención que en ninguno de ellos mencione a su hijo, a pesar de que hubiera fallecido prematuramente. Dice expresamente que «la única hija del matrimonio es la única heredera». En las primeras líneas se declara «católica, apostólica y romana». Ordena que su cadáver sea incinerado y las cenizas reciban sepultura en el panteón familiar de Puente Castro. Con cargo a sus bienes, ordena una misa anual el 9 de diciembre de cada año.

Si su hija llegara a fallecer antes que ella, su «servidora» Rogelia recibirá dos millones de pesetas en metálico y el piso de la calle Orense de Madrid.

Al Museo de San Marcos le dona una colección de monedas de plata y cobre y «las hachas prehistóricas de sílex y hierro».

Publio Suárez Uriarte. ARCHIVO

OBRAS, PREMIOS E INVÁLIDOS

A la parroquia de Renueva le regala el cuadro Los niños de la concha —que podría tratarse de una copia de la célebre obra de Murillo—. A San Isidoro, la viuda de Publio Suárez dona el óleo de la Inmaculada Concepción, supuesta obra de Tiepolo, así como dos incunables «de la época anterior al Descubrimiento», dice textualmente el acta notarial. También deja a San Isidoro dos legados de 25.000 pesetas, «para inválidos de la parroquia de Renueva, para que visiten Lourdes».

María López deja instituidos en su testamento tres premios, bajo el nombre ‘Premio viuda e hija de Publio Suárez’. Uno, dotado con 200.000 pesetas, al mejor trabajo internacional de investigación sobre San Isidoro y su tiempo; otro, de 100.000 pesetas, para poetas naturales o vecinos de León «que canten las glorias al paisaje o la historia y grandeza de León y su reino». El último, de 25.000 pesetas, para el autor de la mejor crónica periodística. Establece que, si los premios quedan desiertos, se destine el dinero a la construcción de un «puente románico» sobre el Bernesga y a la construcción de un monumento alegórico «al glorioso pasado de la región leonesa». Para la administración del patrimonio que integre dicho remanente, se constituirá una junta integrada por el presidente de la Diputación, el ingeniero jefe de Obras Públicas y el alcalde. «Si el puente o el monumento no se construyen, el remanente pasará a San Isidoro, para fines culturales y cuidado e incremento del museo».

La viuda de Publio Suárez deja todo bien atado. Tiene un gran patrimonio y quiere asegurar cuál será su destino tras su fallecimiento. El segundo testamento, prácticamente ratifica el anterior. Solo modifica la designación de nuevos albaceas contadores-partidores. También nombra tutores para el supuesto de incapacidad de la heredera, su hija María Delfina, quien siempre residió en el chalé de Padre Isla.

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