Diario de León

DOCUMENTAL

La mayúscula caja baja de Víctor y Rodrigo

León

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Caja baja: En tipografía y diseño, «minúsculas»; por ejemplo: «El texto debe ir compuesto en caja baja». Para Víctor M. Díez y Rodrigo Martínez es un particular cuarto de estar y crear del que sale un poema, una canción o un artefacto que aúne de todo. Algo en movimiento. Mayúsculo en talento. Por ejemplo, La voz y el martillo , que es un relato actuado por ellos en el que se homenajea y se reivindica. O se elogia y se denuncia desde un lugar en el que lo lírico tiene la fuerza del grito del pueblo. Da de sí tanto La voz y el martillo que de íntimo a social recorre música, teatro, literatura y tiene cabida en lo audiovisual ahora convertido en un documental.

En el mejor de los sentidos lo define Díez: «Se nos fue de las manos. Queríamos tener un soporte grabado», avanza acerca de esa necesaria grabación para los espectáculos escénicos y que sirve tanto para promoción como para otros asuntos prosaicos. Pero la onda expansiva de caja baja (sí, en minúsculas) es así y tomó forma de película «que veíamos que quedaba muy bien. No al estilo del ‘cómo se hizo’ sino lo que era realmente», especifica. Y así, desde el trailer, el contenido de La voz y el martillo brilla en la pantalla a través de la bella factura audiovisual que realiza Ismael Aveleira. Funciona el documental porque funciona lo de dentro, que es esa conexión artística entre Díez y Martínez, capaces de conmover sin caer en demagogias sino en la verdad del devenir del ser humano.

Portada del documental. DL

Portada del documental. DL

Este domingo, además, se contará con la participación de los protagonistas, que explicarán todos los detalles, de los que ellos ya definen como una «versión adaptada para la pantalla, basada en la pieza escénica homónima, que reflexiona sobe el mundo del trabajo desde una perspectiva ético-estética, con sus valores, sinsabores y controversias. Un compendio de textos, músicas y testimonios bajo una mirada antropoética y musical. Esta producción se podría enclavar en el género del docu-arte», narran. Dicho esto, ver La voz y el martillo en cualquiera de estas dos opciones, directo puro y duro o en esta flamante grabación que triunfó de manera verdadera en la Seminci, puede ser compatible y recomendable.

Y, seguro, una forma magnífica de disfrutar de dos nombres propios que se funden en «música, textos y testimonios, en que hemos procurado reflejar, con la mayor amplitud posible, todos los ámbitos del mismo: los oficios, las labores, las penurias, los rechazos, las protestas, las negaciones…», tal y como relatan.

Por cierto, ahí siguen las preguntas: ¿Tú qué quieres ser de mayor? O ¿A qué te dedicas? Y otras nuevas, como por ejemplo: ¿Qué haremos los humanos cuándo las máquinas lo hagan todo? ¿Quién es el explotador en el contexto de auto-explotación de las nuevas formas de trabajo?

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