Diario de León

Viaje en el tiempo a Filipinas desde el Centro Cultural de Caja España

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M. C. Santos - león
León

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Durante el siglo XIX, coincidiendo con la mejora de las condiciones de la imprenta, se publicaron gran cantidad de libros y revistas basadas en la ilustración, algo que no había sido posible hasta esa época. El movimiento fue de carácter mundial, desde las grandes capitales de la cultura de aquel tiempo, Paris, Berlín, Viena, Londres o Madrid, se lanzó una idea que caló hondo tanto en el viejo mundo, como el territorios recién colonizados. Lugares tan lejanos como la islas Filipinas tuvieron también sus grandes publicaciones ilustradas. En ellas se intentaba divulgar las imágenes de los últimos descubrimientos geográficos realizados a base de audacia y sufrimientos por unos hombres que eran mezcla de osados aventureros y científicos aficionados. Junto a ellas las obras de los maestros de la historia del arte que hasta esa época solamente pudieron ser conocidas por unos pocos y las distintas formas de la vida cotidiana en los cinco continentes. Fiel a su cita de cada año, el Museo Oriental de los Agustinos de Valladolid ha puesto en marcha una nueva exposición itinerante, que en esta ocasión está dedicada a La Ilustración Filipina, 1859-1860. La revista quincenal La Ilustración Filipina fue la primera publicación periódica ilustrada que se hizo en el archipiélago filipino. Sus litografías son también las mejores de cuantas se imprimieron en aquellas islas. En sus páginas aparecieron un total de setenta y dos litografías, de las que sesenta y dos han sido seleccionadas para la exposición que ahora podemos ver en el Centro Cultural de Caja España, de la calle de Santa Nonia. Los principales autores de los dibujos fueron el británico Charles W. Andrews y el español Baltasar Giraurdier, siendo este último también el principal litógrafo. Sorprende a primera vista la modernidad de las imágenes que pueden contemplarse en la exposición, la influencia oriental las dota de unas formas que en nada tienen que envidiar a la ilustración que se hace casi dos siglos después. Lo que demuestra, sin lugar as dudas, la importancia que el arte oriental ha tenido para el desarrollo y la evolución de las artes occidentales a lo largo de los siglos XIX y XX. Estas maravillosas litografías nos permiten conocer Filipinas en la lejana mitad del siglo XIX y en todo su primitivo esplendor. Se refleja en ellas la exuberancia de una naturaleza virgen con sus volcanes, sus mangales, sus enormes cascadas. La monumentalidad de su capital, Manila. Los diferentes grupos étnicos que poblaban las remotas islas... Estas litografías contribuyen poderosamente al conocimientos de un archipiélago de siete mil islas, cuya suerte estuvo unida a España durante más de tres siglos. Al mismo tiempo contribuyen a dar conocer otros usos y costumbres hoy posiblemente desaparecidos. La exposición coincide en el tiempo con la celebración del quinto centenario del nacimiento de Miguel López de Legazpi, un vasco universal que fue el jefe de la expedición española, que ­-guiada por el cosmógrafo agustino Fr. Andrés de Urdaneta- saliendo de México, llegó a Filipinas en 1565. Desde entonces esas tierras estuvieron bajo la corona de España 333 años. Pero a pesar del tiempo, el artey la historia de Filipinas han sido prácticamente ignorados.

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