Diario de León

El escritor recupera el personaje de Miguel de Cervantes a través de quienes le sobrevivieron

Trapiello reivindica la figura de don Quijote en su última novela

«Los personajes aprenden que nadie es más libre que el loco, ni más justo que el que es libre»

Andrés Trapiello aborda el universo cervantino en la novela que presentó ayer

Andrés Trapiello aborda el universo cervantino en la novela que presentó ayer

León

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«La corta existencia caballeresca de don Quijote no terminó un caluroso día de octubre de 1614, como algunos pueden creer. Al contrario. Fue entonces cuando comenzó a dar frutos. Primero, en quienes la compartieron, su sobrina, el ama, sus amigos, incluso sus enemigos, y después, hasta llegar a hoy, en quienes como nosotros lo hemos aprendido casi todo en ella. Nadie que haya sentido la llamada de la libertad y la lucha contra la injusticia puede no declararse hijo del famoso hidalgo de La Mancha. Y si don Quijote acometió por loco los molinos de viento, con sus propios molinos de viento hemos de vernos nosotros, sin dejar de estar cuerdos». Es la tarjeta de presentación de Al morir don Quijote, la última novela de Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, 1953), que ayer presentó al público. Una obra en la que el autor leonés reivindica que el ingenioso hidalgo tiene aún mucho que decir a su muerte. Apasionado del personaje de Cervantes, al que ya ha dedicado otros trabajos, Trapiello reivindicaba ayer: «La locura de don Quijote era muy necesaria para el mundo». Los personajes que le sobreviven, cuyas vidas se recogen y novelan en este trabajo, se dan cuenta de ello. «Él respira a través de todos los personajes, que acaban dándose cuenta de que nadie es más libre que el loco, y nadie es más justo que el que es libre». Alto riesgo El autor leonés definía ayer su última obra como un trabajo de «alto riesgo», pero advertía de antemano a sus posibles detractores que esta no es continuación de El Quijote. «Es más bien el intento del buscavidas que soy de atar los muchos flecos que dejó sueltos». Las vidas de quienes le conocieron, y tras su desaparición llegaron a entender lo que antes les parecía una locura. «Saben que el mundo sería mejor si hubiera más quijotes, y después le quieren más». Al morir don Quijote se basa en la que según Trapiello es la gran lección cervantina: «Las novelas y las vidas nunca se acaban, y ambas son la misma cosa». El final queda abierto para el futuro. 1396927554

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