Diario de León

Inaugurado en 1940, comenzó llamándose Lemy, pasando luego a desdoblarse en tres salas

Los Kubrick cerrarán sus puertas definitivamente el 30 de mayo

El local de la calle Alcalde Miguel Castaño pone fin a más de seis décadas de actividad fílmica

Los cines Kubrick cerrarán sus puertas después de más de sesenta años de historia

Los cines Kubrick cerrarán sus puertas después de más de sesenta años de historia

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Ricardo Suárez - león
León

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Era una muerte anunciada, prevista, pero no por ello menos triste. Los cines Kubrick, el emblemático local cinematográfico que ha vivido varias transformaciones desde su inauguración el 14 de abril de 1940, cerrarán definitivamente sus puertas el próximo 30 de mayo. Un carpetazo definitivo a más de seis décadas de actividad fílmica a causa de la baja rentabilidad de un negocio al que le han salido duros competidores. La Empresa Leonesa de Espectáculos, Elde, propietaria del establecimiento, ha confirmado una decisión provocada por el desembarco en la ciudad de la empresa Cinebox, que ha abierto nueve salas en el complejo Espacio León. Las añejas instalaciones de los Kubrick no han podido aguantar el tirón y apagarán sus proyectores definitivamente el mes que viene. Se desconoce todavía el uso que se le dará a un establecimiento en el que actualmente trabajan seis empleados. El cine situado al final de la calle Alcalde Migue Castaño, que cuando se llamaba Lemy no gozaba precisamente de muy buena reputación, inició su actividad en la década de los cuarenta, unos tiempos en los que el negocio de exhibición cinematográfica gozaba de excelente salud. La existencia de salas como el Alfageme, Principal, Avenida, Azul y Mary, a las que posteriormente se irían sumando el Condado, Trianón, Ventas, Trobajo, Crucero, Pasaje y Abella, no suponían ningún problema ya que la afluencia de público era constante en todos los rincones de la ciudad. Pero el paso del tiempo y sus correspondientes cambios sociales, han ido relegando al séptimo arte a una oferta de ocio que tiene que competir con numerosos frentes. Los leoneses ya están acostumbrados al cierre sistemático de salas que se han reconvertido, con mayor o menor fortuna, en supermercados, discotecas, espacios de ocio infantil o bingos. Al igual que es una incógnita el futuro de un local que, en 1987, pasó a desdoblarse en tres salas, inaugurando en León una forma de entender el negocio que posteriormente adoptaría también el Pasaje, es también incierto el devenir del Teatro Emperador, auténtico buque insignia de la empresa. Las largas negociaciones que se están llevando a cabo con el Ayuntamiento y la Diputación, para permutar el teatro a cambio del parking de Santa Nonia, con vistas a crear un complejo comercial y de ocio que también contaría con diversos cines, no terminan de fructificar. Mientras el mercado del séptimo arte se mantiene con las proyecciones en el emblemático local de la calle Independencia, al que hay que sumar los cines Van Gogh y los Cinebox, los Kubrick apuran sus últimas horas en una triste agonía artística y empresarial. Un lugar con miles de historias en su interior, como la proyección de la escandalosa Emmanuelle tras su mítico paso por Perpiñán. Adiós Lemy, adiós Kubrick.

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