Diario de León

Escritor

«Pediré que mi novela lleve la faja de ideológicamente detestable»

César Vidal, ganador del premio «Ciudad de Torrevieja» se alegra de las críticas vertidas contra su obra por el presidente del jurado: José Manuel Caballero Bonald

César Vidal, el sábado, durante la entrega del premio

César Vidal, el sábado, durante la entrega del premio

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Miguel Lorenci - torrevieja
León

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Inaudito. El presidente del jurado elogia el talento literario del ganador del segundo premio de novela del país por su dotación, pero advierte de inmediato que la novela ganadora «es ideológicamente detestable». El laureado recoge el guante, se ufana de ser «políticamente incorrecto» y dice que pedirá a los editores y convocantes del premio que publiquen su novela con la faja «ideológicamete detestable» firmada por el mismo presidente que no ha querido morderse la lengua. -La concurrencia quedó atónita al oír a Caballero Bonald que su novela le parece «oscura, dudosa, sospechosa de algo e ideológicamente detestable», además de «reduccionista y simplista». También que estaba muy bien escrita. ¿Sorprendido? -Un poco, pero favorablemente. Le agradezco el juicio sobre la calidad literaria de mi novela, y me conmueve. Pero le agradezco más que diga que es ideológicamente detestable. Me precio de ser políticamente incorrecto -lo seré siempre- y no pensé que la novela fuera tan políticamente incorrecta hasta ver su reacción. He conseguido mi objetivo y me satisface más esa crítica que la alabanza literaria. La corrección política me parece una solemne estupidez. Su efecto en ámbitos sociales, políticos y culturales es terrible, devastador en términos culturales. -¿Ha hecho Caballero Bonald una lectura ideológica de su novela? -Me temo que sí. Yo no podría leer y juzgar nada por sus modelos ideológicos. Tendríamos que cargarnos La gitanilla de Cervantes, que es evidentemente racista, o El mercader de Venecia de Shakespeaere. No puedo juzgar el talento literario de Céline por ser un fascista redomado, que lo es, además de ser uno de los grandes de las letras francesas. Como lector no tengo ese tipo de prejuicios. -También dijo Caballero que su novela tiene algo de pedagogía franquista por su manera de presentar a los masones y a los revolucionarios. -Además de regalar a Caballero Bonald un ejemplar de mi último best-seller, Los masones , para que revise sus apreciaciones sobre la masonería y su pedagogía progre, pienso pedir a la editorial que coloque una faja de propaganda en el libro con a leyenda ideológicamente detestable y su firma. Se venderá mucho mejor y se lo agradeceré de corazón. Ideas así son impagables. Se lo he pedido ya al editor, que piensa incrementar la tirada. -¿Qué ideología tiene su novela y qué cuenta? -Es fundamentalmente un canto a la libertad, con una visión muy crítica de los procesos de carácter totalitario. Es una novela polifónica. El título hace referencia lejana a la segunda carta de San Pablo a los corintios, en la que explica como Satanás se disfraza a veces de Ángel de Luz y también sus agentes. Hijos de la luz es también uno de los nombres que se da a los masones. Son tres tramas independientes que se anudan: un asesinato imposible de resolver en la Baviera del siglo XVIII, la radicalización de la revolución francesa posterior a la ejecución de Luis XVI con la que arranca la novela -contada de una forma distinta, nada triunfalista- y, en tercer lugar el nacimiento del movimiento de los Illuminati y de la grafología, que juega también un importante papel. -¿Cuánto hay de historia y cuánto de ficción? -Es una historia de misterio, de conspiración, amistad y valentía. Lo histórico se narra sobre la base de hechos reales, como la toma de la Bastilla -que no es ese episodio mítico que se nos contó-, el régimen del terror o la aparición de los Illuminati. Ficción pura son los personajes y la trama policíaca. Intento, como en otras novelas, deslindar la historia real de la oficial, descubrir qué se oculta detrás de las bambalinas de la historia. Los historiadores, en buena medida, sólo muestran lo que se ve en el escenario.

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