Bárbara contra Bienvenida

LOS GRANDES Hermanos son como los documentales de La 2, pero protagonizados por el vecino de al lado. Nadie daba un euro por el futuro de estos subproductos televisivos, pero, temporada tras temporada, la factoría Endemol sigue produciendo concursos decididamente más inquietantes para pasmo de los críticos, placer de las audiencias y sorpresa de los psiquiatras. Y para muestra, Esta cocina es un infierno, un Gran Hermano Vip que ha introducido un inesperado elemento corrector en la designación de los candidatos a abandonar la casa. Ahora también se da puerta al inepto, al vago, al jeta. O sea, hay que elegir entre la amistad y la eficacia, entre el buen rollo y el éxito, entre el amor y la cuenta de resultados. Dos mujeres, de vuelta de casi todo, encarnan esos modelos, protagonizando una guerra de tintes clásicos. Bárbara Rey, ex domadora de hombres, es un personaje de tragedia, una Mister Proper empeñada en ganar la guerra a la suciedad y a los inútiles. Bienvenida Pérez, ex espía, es un personaje de comedia, una moderna Scherezade venida a este mundo a encantarnos, no a fregar platos. La guerra verbal entre ambas supera con creces las ocurrencias del Loco de la Colina. Ya lo dijo Lope de Vega «Si el vulgo es necio, es justo hablarle en necio para darle gusto».