Diario de León

| Reportaje | Voces que agonizan |

Poner a salvo 7.120 palabras en peligro

La iniciativa «apadrina una palabra» ha contado con más de 13.000 participantes que querían salvar vocablos en desuso

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efe | madrid

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Los términos bochinche, gaznápiro, alféizar, zangolotino, zaguán o damajuana fueron algunos de los más apadrinados por internautas hispanohablantes de los cinco continentes, que durante 21 días acudieron al rescate de palabras y han propuesto salvar 7.120 vocablos en desuso. La Escuela de Escritores de Madrid y la Escola d'Escriptura del Ateneo de Barcelona celebran el Día Internacional del Libro con los frutos de la convocatoria Apadrina una palabra en vías de extinción , que ha contado con 13.833 participantes de 69 países, la mayoría de España, seguida de Argentina, Chile y México. La intención era «reflexionar de una forma lúdica sobre el uso del idioma, su riqueza y su diversidad», dice Javier Sagarna, director de la Escuela de Escritores, que en 2006 congregó a 40.000 internautas para elegir la palabra «más bonita» de la lengua española, que fue amor. La idea, esta vez, ha sido abrir el debate sobre el empobrecimiento de la lengua y conocer en directo

, según Sagarna. Al cierre del concurso este fin de semana, había más de once mil vocablos propuestos. Con los 7.120 diferentes ha quedado abierta en la red la Reserva de palabras en vías de extinción (www.reservadepalabras.org), donde también han quedado las que aportaron durante todo el proceso políticos como Zapatero y Rajoy, escritores y personalidades de la cultura entre los que figuran el autor y académico leonés Luis Mateo Díez, Rafael Azcona, Juan Marsé, Luis Eduardo Aute, Alex Grijelmo, Rosa Regás, o Enrique Vila-Matas. Botarate, balde, cachivache, alcancía, hogaño, cáspita, andancio -apadrinada por el presidente del Gobierno- y cascarrias, siguen en ese orden como las más repetidas. Un ejemplo de cómo el idioma evoluciona de manera distinta en los países es bochinche, que significa tumulto, barullo, alboroto o asonada, en la primera acepción de la Real Academia de la Lengua. La mayoría de sus 155 padrinos son argentinos, chilenos, colombianos y venezolanos, países donde este término mantiene su uso, mientras que los españoles lo apadrinan en su segunda acepción: porción de líquido. Las voces relacionadas con la niñez o los juegos de infancia (zangolotino, gua, chiquilicuatre) y las labores del campo o los objetos del mundo rural (alcancía, balde, urdimbre, almazuela) coparon las preferencias de los participantes. Hubo también quienes apadrinaron palabras que difícilmente caerán en desuso y 58 internautas coincidieron con Álvaro Pombo en que escuchar ya no significa prestar atención a lo que se oye, sino simplemente percibir sonidos con el tímpano. Otra señal: para toda una nueva generación de hispanohablantes, la palabra elegida por Mariano Rajoy, avatar, no significa fase, cambio o vicisitud, sino el icono con que se identifican en un chat o un foro de Internet. Es un ejemplo de cómo la lengua se mantiene viva, dicen quienes propiciaron esta iniciativa que evocan a García Márquez en Cien años de soledad. José Luis Rodríguez Zapatero El presidente del Gobierno ha apadrinado una palabra leonesa: andancio. Luis Mateo Díez El escritor y académico leonés también apadrina un término de León: filandón. Antonio Gamoneda No ha votado, pero confesó que le gustaría apadrinar la palabra cuesto (muy leonesa).
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