Diario de León

Miguel Morayta: «Fui uno de los fundadores del cine mexicano, el único que hoy queda vivo»

El cineasta manchego Miguel Morayta cumplió ayer 100 años

El cineasta manchego Miguel Morayta cumplió ayer 100 años

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Aníbal de la Beldad - ciudad real
León

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El cineasta manchego Miguel Morayta cumplió ayer cien años y, con perfecta memoria, recuerda cómo se convirtió en un representante de la época de oro del cine mexicano tras afincarse en Centroamérica en 1941, pero también experiencias anteriores como su etapa como espía del servicio secreto francés. «Fui uno de los fundadores del cine (en México), el único que hoy queda vivo», explica. Nació en Villahermosa (Ciudad Real) y la fama y el reconocimiento le llegó en México gracias a su prolífica carrera en el mundo del cine, en el que fue tanto director y guionista como productor, director de empresas cinematográficas y distribuidor. Morayta fue director de decenas de películas de todo género y reconoce contar con una dilatada carrera que le llevó a ser pionero en diferentes países de América, tanto artística como técnicamente, y a trabajar con figuras reconocidas como Lola Flores, Joselito o Carmen Sevilla. El director manchego recuerda su contribución a la fundación de la Ciudad Cinematográfica de México y del Sindicato de Directores y Escritores de Cine; sin olvidar nunca la primera etapa de su vida, dedicada a una dilatada y brillante carrera militar que terminó llevándole a formar parte del servicio de espionaje español en el norte de África y del servicio secreto francés. El centenario cineasta explica que su vinculación con este arte se da por una circunstancia especial, el hecho de pertenecer a una generación que vivió «por el cine y por Hollywood». En España, Morayta no pudo prácticamente dirigir cine, «apenas un par de cortos, que hice a escondidas, puesto que no podía compaginarlo con mi profesión en el Ejército, que era rigurosa». Tampoco pudo en Francia, donde se marchó tras participar activamente en la Guerra Civil en el bando republicano, tras su negativa a unirse a la sublevación de julio de 1936 cuando ocupaba el cargo de agregado militar en Tánger. Se embarcó para América en un viaje que duró catorce meses, en el que coincidió con el ex presidente de la República Niceto Alcalá Zamora, y llegó a México cuando su destino deseado era Argentina, «el lugar donde entonces había cine». Hizo escala en Veracruz y le pareció «tan bonito» que, rememora, «cuando lo vi, me hizo quedarme, y fue para mí la mayor suerte del mundo». En México el director manchego estrechó sus lazos con el cine y dejó atrás su carrera militar, pasando a producir, escribir y dirigir decenas de películas; «Era el que más películas filmaba, aunque también lo he hecho en países como Argentina, Estados Unidos, Puerto Rico, Brasil, Uruguay, Venezuela y Cuba». «Hay una cosa misteriosa en mi filmografía, el hecho de no haber declarado todas las películas que hacíamos fuera de México, por lo que oficialmente, hoy, no existen», desvela. Autor de más de doscientos guiones, aún conserva algunos inéditos, y presume de haber conseguido que «nunca, salvo en mi primera película, nadie me tocara nada, porque nunca quise pasarlo mal, por lo que yo escribía el guión o adaptaba el texto». Su trayectoria también encontró hueco en la televisión, y en Televisa ocupó el cargo de director del Departamento de Audiovisión del programa Video Cosmos . Morayta sigue residiendo en México DF.

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