Diario de León

Los arqueólogos creen que la necrópolis perdida podría estar en el actual jardín de San Francisco

El Museo de León restaurará las estelas funerarias de la muralla

La Comisión de Patrimonio aprueba hoy la extracción de la veintena de lápidas encontradas

Imagen de una de las lápidas descubiertas en la muralla

Imagen de una de las lápidas descubiertas en la muralla

León

Creado:

Actualizado:

león

El Museo de León restaurará las más de veinte lápidas romanas que se extrairán de la muralla. El dictamen que dará luz verde a los trabajos se aprobará en la Comisión de Patrimonio de la Junta, que se reúne hoy.

No obstante, para llevar a cabo esta labor de recuperación se deberá contratar a varios especialistas por cuanto que Pallarés tan sólo dispone de un profesional a cargo de este departamento.

En cualquier caso, la decisión de la Junta permitirá retomar la restauración del lienzo de la muralla donde se descubrieron las estelas romanas, ya que las obras se paralizaron en el mes de enero tras el hallazgo. Fue entonces cuando los arqueólogos encontraron varias lápidas funerarias de época tardo romana que los constructores de la muralla utilizaron para elevar el fuerte. Una de ellas, de dimensiones de 60 por 22 por 130 centímetros, cuenta con una inscripción que aún no se ha traducido del todo, aunque se sabe que figura el nombre de una persona fallecida y de su hijo, quien fue quien encargó la lápida, así como una fecha, que el Ayuntamiento no ha desvelado, a la espera de los posteriores análisis.

Según han declarado varios expertos, el gran número de piezas descubiertas lleva a pensar que León contaba con una necrópolis de la cual no se tenía certeza científica. No obstante, algunos arqueólogos ya lo habían intuido y sitúan en la zona que hoy ocupa el jardín de San Francisco su emplazamiento.

La muralla tardorromana es la gran desconocida por el hecho de que su estudio se obvió en las investigaciones realizadas en los últimos dos siglos en beneficio de la altoimperial. La razón no es otra que los gustos artísticos decimonónicos, que consideraban las obras bajoimperiales rústicas y de escasa calidad.

Y, sin embargo, la bajoimperial es, desde el punto de vista histórico, la que puede dar muchas más claves para conocer y revelar algunos de los episodios más desconocidos de la ciudad.

Como ha venido subrayando e l profesor Ángel Morillo que a partir de la segunda mitad del siglo III comenzaron a desmantelarse edificios públicos, lápidas de familiares e incluso estatuas de los emperadores con el fin de robustecer el fuerte amurallado. «La del siglo III fue también una crisis de mentalidades. El desmantelamiento implica que el pasado ha muerto, que nadie se siente heredero de su pasado reciente», asegura el profesor de la Universidad Complutense. Este afán por recrecer la muralla (pasó de tener dos metros de ancho a siete y diez o doce en altura) hizo que se llegaran a dos conclusiones falsas.

Una de las principales fue que muchos historiadores creyeron que la muralla romana era sólo la construida con sillares, mientras que el resto no eran sino remodelaciones de la época medieval. Ahora, sin embargo, se ha descubierto que no es así. El hecho de que el lienzo no esté realizado a base se sillería no supone una factura medieval, sino que es el resultado de esa destrucción del pasado para acometer un nuevo futuro.

tracking