Los impostores

Obras de arte valiosas expuestas a la intemperie y deterioradas por el paso de los siglos tuvieron que ser suplantadas en su momento por réplicas. Es el caso de la Virgen Blanca, que hace 55 años abandonó el pórtico de la Catedral de León y cedió su pedestal a una copia exacta realizada por el artista Seoane.

Idéntico destino sufrió el gallo que corona la veleta de San Isidoro. Durante siglos pasó de-sapercibido, aunque las tropas napoleónicas intentaron derribarlo a tiros creyendo que era de oro. La restauración de la torre que vigila el emblemático gallo permitió desvelar la antigüedad de esta veleta, anterior incluso al edificio románico. Hoy el gallo original, tras una complicada restauración, se exhibe en una vitrina en el Museo de San Isidoro, mientras que en la torre hay un «impostor». Los expertos aconsejan igualmente sustituir las estatuas góticas originales del pórtico de la Catedral por copias. De momento, los técnicos no se han atrevido siquiera a moverlas por temor a que se resquebrajen...