Diario de León
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Siete metros | eloy de la pisa

España no es favorita. Bueno, nos dicen que sí, pero es que siempre somos favoritos a algo. Solo hubo una vez en que no lo fuimos. Fue en 2005. Acabamos siendo campeones. Esa manía nuestra de llevar la contraria. Esas cuatro frases podrían ser el inicio de cualquier comentario sobre el campeonato, y serían ciertas, pero se quedarían en algo muy superficial. El Mundial de balonmano y España tienen algo más de profundidad, aunque probablemente el final no difiera mucho de todo lo que ha ido sucediendo en los últimos años

Pero vamos por partes, que diría Jack El Destripador. España no va con la mejor selección posible. Las lesiones de Raúl Entrerríos y Ugalde dejan al equipo un poco cojo. Ruesga no es, ni por aproximación, tan versátil como el menor de los Entrerríos.

El sustituto de Ugalde es un júnior. Un buen extremo, sin duda, pero es muy dudoso que sea capaz de suplir la labor de Ugalde en el adelantado de la defensa. Rivera, como siempre, tomando decisiones extrañas que vuelven a dejar sospechas sobre su doble condición de entrenador y representante.

Los medios nacionales parecen entusiasmados con la capacidad defensiva de la selección. No es de extrañar, ante Chile, Japón y Brasil apenas ha encajado goles para los estándares del balonmano. Claro, que nadie que conozca el balonmano se puede tomar muy en serio que se haga un juicio sobre la labor defensiva con esos tres rivales. Los brasileños son buenos en chicas, pero muy discretos en chicos; los chilenos. estarían al nivel de Albania en fútbol; y Japón era de los mejor en Asia hasta la aparición de los coreanos. Son tres buenos ‘sparrings’, pero en absoluto rivales que puedan evaluar con una mínima fiabilidad el trabajo de la selección.

Es posible que las ayudas arbitrales de las que careció España en Londres o en Serbia hagan acto de aparición. Es lo lógico en un deporte en el que los que dirigen el cotarro tienden a compensar, favorecer al grande o al local y a contemporizar durante los partidos. Al menos espero que cuando eso ocurra seamos los suficientemente honestos como para rasgarnos las vestiduras como lo hacemos cuando nos perjudican. Lo espero, que conste, aunque no creo que seamos capaces de hacerlo.

Me alegraré mucho si España gana el Mundial, pero, sinceramente, lo dudo mucho. Portería tenemos, capacidad defensiva, probablemente también, pero veremos cómo funcionamos si no podemos pasar el balón al pivote.

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