Diario de León

baloncesto. la 'novena' debe esperar

Tragedia griega para el Madrid

Los de Laso pasan del sueño a la frustración tras dilapidar 17 puntos ante el Olympiacos.

Hines intenta taponar a Reyes. El juego interior del Madrid no pudo ayer con el de los griegos.

Hines intenta taponar a Reyes. El juego interior del Madrid no pudo ayer con el de los griegos.

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Guillermo Ximenis | Londres
León

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El Real Madrid se quedó a las puertas de su novena Euroliga al caer abatido en la final por el Olympiacos (100-88), que liderado por el base Spanoulis se sobrepuso con su juego férreo al brillante inicio de los de Pablo Laso. Dieciocho años después de que el Madrid de Sabonis y Arlauckas conquistara por última vez el campeonato europeo, precisamente ante Olympiacos, los griegos le dieron la vuelta a la historia y revalidaron el título que ya habían levantado el pasado año.

Los blancos se enfrentaban a un conjunto que llegaba crecido tras arrasar en su semifinal al CSKA con el baloncesto cerrado y algo bronco que impone el técnico Bartzokas. Ante los más de 15.000 espectadores que abarrotaban del O2 Arena de Londres, los de Laso demostraron al inicio del duelo que la juventud no está reñida con la frialdad en momentos decisivos.

El Madrid arrinconó a uno de los equipos con más experiencia del continente en un primer cuarto deslumbrante en el que Llull y Rudy Fernández, ambos en estado de gracia, clavaron dos triples cada uno, un recital al que se sumó el ala-pívot Mirotic con un quinto triple. El juego exterior de los blancos, de una perfección impropia de una final de Euroliga, se combinaba con una defensa eficaz en ese primer tramo, en la que Begic hacía valer s. El 10-27 con el que concluyó le primer cuarto sirvió a los blancos de colchón para tratar de amortiguar el plan de choque que preparaba Olympiacos para el segundo.

Spanoulis, mejor jugador del torneo, despertó tras la primera pausa y aferró las riendas de su equipo, que remachó un parcial de 12-2 en apenas cuatro minutos y dejó tiritando al Madrid.

Los griegos, fogueados en las situaciones más tensas y arropados por su atronadora afición, se apoyaban en el genio de Spanoulis, que asestó tres triples consecutivos, y desgastaban a los blancos en cada posesión.

Al inicio del tercer cuarto, el marcador había dado la vuelta (52-46) y el Madrid se veía arrasado por los latigazos del equipo griego, que funcionaba a rachas ante un Madrid que aguantaba a contracorriente gracias, en parte, a la inspiración de Rudy y Sergio Rodríguez. En el último cuarto empezaba de nuevo el partido: el marcador mostraba un 61-61 que anticipaba una recta final taquicárdica en la que al Madrid le costó mantener la concentración. Con gesto serio Laso observaba en esta ocasión desde el banquillo cómo los suyos hacían campo atrás y dejaban que los griegos dinamitaran el partido con una ventaja de ocho puntos a siete minutos para el final. Y ahí, aunque lo intentó, se acabó la historia para el Madrid.

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