OPINIÓN: Sin competir

Hemos asistido a una semana pasada con parón en la competición, tanto en la Asobal como en la DHF. Nuestro deporte se caracteriza por tener un calendario un tanto ‘loco’, máxima cuando en el medio de las grandes competiciones nacionales se para casi dos meses para jugar con las selecciones el campeonato que toque ese año.

En chicos por lo menos se juega la primera vuelta completa, se para, y después se juega la segunda ‘más o menos’ seguida, ya que el parón de esta semana ha venido provocado por la disputa de la última eliminatoria para definir los cuatro equipos que acompañarán a los cuatro cabezas de serie en la próxima fase final de la Copa del Rey.

Pero en chicas, la cosa es distinta y es más de locos si cabe. Cuando restan 3 jornadas para terminar la primera vuelta, se para y se disputa el campeonato que tenga la selección, para al volver en Enero terminar la primera vuelta —casi dos meses después— y continuar con la segunda. Vuelta ésta que, más allá de hacerla de forma regular, se ve interrumpida por numerosos parones provocados por la Semana Santa, la semana de Copa de la Reina, la semana estipulada para selecciones nacionales —que ha sido la pasada—.

Una locura de calendario en general que provoca un ritmo irregular de los equipos, que dificulta los entrenamientos por la lejanía en ocasiones de la competición y que interrumpe las dinámicas buenas o malas de los conjuntos. Claro, cuando es una mala racha y se nos corta por el parón pensamos que nos viene bien pero, ¿y si la mala racha ha venido provocada por qué se sabe que hay parón? También puede suceder que la racha sea positiva y se nos corte dejándonos en un momento difuso para el buen trabajo tanto físico como táctico.

Todo son complicaciones para la planificación de toda una temporada, en donde los técnicos tienen que lidiar no solo con partidos, entrenamientos, jugadores o lesiones, sino con variables tan diversas e inestables como la sobrecompetición o falta de la misma.