Diario de León

Seis ‘grandes’ para una lección de vida

UN LEONÉS EN LA SELECTA NÓMINA DE LOS MAJORS. Tokio se convirtió en el punto final a un sueño. El del leonés Javier Martínez que el pasado 25 de febrero se erigía en uno de los pocos elegidos en completar los seis maratones más importantes del mundo. Empezó en 2014 con el de Nueva York al que siguieron Berlín, Londres, Chicago y Boston para cerrar el círculo en la carrera japonesa. El de una ilusión en seis entregas de 42,195 kilómetros cada una.

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MIGUEL ÁNGEL TRANCA | LEÓN

Una enfermedad cambió hace unos años sus prioridades. Y también su afán por convertir su vida en un reto de superación. Para Javier Martínez, leonés de 39 años afincado en Madrid, una de esas metas que se planteaba en 2014 era la de disputar los seis ‘majors’, los maratones pata negra a nivel mundial. Por delante tenía nada menos que repetir hasta en seis ocasiones los 42,195 kilómetros que conforman una prueba para él desconocida (en su infancia y adolescencia el fútbol era su pasión llegando a jugar en la Peña). Pero con trabajo y sacrificio llegaba el pasado 25 de febrero al final del camino. Lo hacía en Tokio haciendo escala en la última estación, para el la final a algo menos de cuatro años de ilusión.

Nueva York, Boston, Chicago, Berlín, Tokio y Londres han convertido a Javier, Javi como le llaman sus amigos, en uno de los dos mil privilegiados a nivel mundial y casi centenar de españoles en convertirse en ‘finisher’ de los seis grandes.

«Para mí, un corredor popular, este tipo de retos te hacen sentir vivo y feliz con los que haces. No corro para ganar ya que en esos maratones la competencia es enorme y la calidad inmensa. Lo he hecho para hacer realidad un sueño vital. Y por suerte lo he conseguido. He realizado mi sueño. No ha sido fácil pero para ello he contado con el apoyo de mucha gente, en especial los que más cerca están de mí. Ellos han hecho posible que esa ilusión haya sido la misma desde el inicio y que a pesar de las adversidades esa meta que me fije en 2014 haya tenido un final feliz», apunta Javier. «No vivo del atletismo ni me dedico al cien por cien a él pero el deporte se ha convertido en una vía de escape y también de salud», apunta Javier que precisamente tiene que agradecer a su hermano que esa pasión por el running le haya llevado a convertirse en uno de los integrante del selecto grupo de los ‘grandes’ en el maratón. «Para mí el atletismo tiene una fecha de inicio, cuando me diagnosticaron el cáncer. El proceso de cura necesitaba que eliminara toxinas propias de la medicación y ahí mi hermano me comentó que el deporte y en especial este podían ser muy buenos para lograrlo».

Para este nuevo integrante del selecto grupo de corredores que han logrado finalizar los seis ‘pata negra’ de los maratones, el poder llegar a Tokio ha supuesto «un sacrificio elevado tanto físico teniendo que entrenar día a día para poder correr las pruebas y finalizarlas y también económico ya que poder tomar parte en alguno de ellos, por su trascendencia, representa un gasto económico también elevado. A veces para tomar parte en ellos tienes que reducir gastos en otros apartados como las vacaciones. Pero el esfuerzo merece la pena. Al menos en mi caso», precisa este leonés que en alguno de esos majors también ha tenido que contar con una marca mínima como en el de Boston, maratón que precisamente y tras verlo por la televisión lo llevó a convertirse en un ‘maratón-man’. «Me impactó lo que sucedió con el atentado de 2013. Todo el sentimiento que se generó de repulsa por ese hecho y de cariño con la gente que se vio afectada me llevó a mirar más de cerca a un deporte como el atletismo que para mí se ha convertido en una parte importante de mi vida».

De aquel 2013 a un año más tarde empezar a calzarse las zapatillas para convertir en realidad un sueño. «Tengo que agradecerle mucho a mi hermano que me metió también y ayudó en los primeros momentos», precisa Javier que en 2014 afrontaba su primera estación en Nueva York. «El primero que hice antes de viajar a Estados Unidos fue el de Madrid. Las sensaciones no fueron muy buenas y por eso repetí en la siguiente edición con vistas a afrontar el de Nueva York. Allí empecé un camino que estoy orgulloso de realizar». Luego llegaría el de Berlín y ahí la cosa iba a cambiar para mejor. «Fue cuando completé el segundo ‘major’ cuando me planteé disputar los otros cuatro. Y aquí estoy, con los seis en el bolsillo».

Javier no quiere que ese reto cumplido se convierta en algo pretencioso. «He disputado los seis grandes no para hacerme famoso o contar con ciertas dosis de notoriedad. Soy un atleta popular y como tal corro para divertirme poniéndome retos que cumplir. Lo de la fama va para los que se dedican a ello a nivel profesional y ganan dinero», remarca.

Aún asimilando lo que ha logrado, Javier no se pone retos a corto plazo. Tal vez disputar alguna carrera en un escenario especial o repetir en alguno de los majors. «También se habla de que la nómina de seis maratones considerados grandes puede ampliarse. Si eso sucede a buen seguro que me plantearé correr aquel que cuente con la nueva vitola de ‘major’».

Respecto a las sensaciones que le han dejado estas seis experiencias sobre los 42,195 kilómetros este leonés que desde hace unos años reside en Madrid por motivos laborales apunta al maratón de Boston como el que más ha disfrutado. «Para mí ha sido especial. No sólo por el apartado físico, también por todo lo que le rodea. Es único y para mí poder disputarlo y acabarlo ha sido algo excepcional». Tampoco se olvida del de Nueva York. «Sin duda es el que mejor muestra la filosofía norteamericana de espectáculo. Tanto el de Nueva York como el de Boston y Chicago tienen una cosa especial, que allí la gente lo vive, tanto si corre como si ejerce de espectador».

Londres y Berlín también le han dejado un buen sabor de boca. El primero además compartiendo salida y meta con auténticas estrellas del atletismo. En cuanto al último que ha disputado y que ha cerrado el círculo de sus seis ‘pata negra’, el de Tokio, Javier lo califica como el que menos ha disfrutado. «Tal vez porque hay menos gente aplaudiendo a lo largo del recorrido y la emotividad es menor. Eso sí, en mi caso eso quedó superado por haber hecho realidad mi sueño».

Esa sensación aún la recuerda. «Me sentí orgulloso de haber podido completar un sueño que se iniciaba hace casi cuatro años. Pero también sentí algo de bajón tras conseguirlo. Toda la ilusión por lograrlo era inmensa. Y tras hacerlo te queda el qué toca hacer ahora, qué reto me pongo nuevo»». Eso sí, este leonés que empezó como futbolista y que ahora, con 39 años disfruta con el atletismo, tiene puesto en un lugar de honor todos los recuerdos de sus seis ‘majors’ y nada menos que a la derecha de su cama la medalla que le acredita como uno de los dos mil elegidos que han logrado acabarlos. «La miro cada día y me siento satisfecho. Más que nada por haber logrado lo que me proponía».

Estos días, ya en casa, Javier empieza a saborear un logro que lo ha llevado a entrar en el ‘Salón de la Fama’ de los maratones. «Ahora empiezo a creérmelo. Mientras lo intentaba sólo pensaba en ello y ahora ya puedo disfrutar con los míos de un logro que recordaré siempre y que me ha llevado a crecer tanto en el deporte como a nivel personal», apostilla Javier.

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