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El Atlético no carbura

Los de Simeone caen ante el Bayern Leverkusen

Publicado por
Iñaki Dufour | Madrid
León

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El Atlético de Madrid ahondó en su declive con una derrota en la Liga de Campeones más incontestable en el desarrollo que en el desenlace contra el Bayer Leverkusen (2-1), que le superó entre los despropósitos defensivos, como el gol en propia puerta de Thomas Partey, y la improductividad ofensiva.  

Un partido impropio de un bloque que debería ser un aspirante a todo esta temporada, pero que viaja entre dudas tan estresantes como insistentes, que ya no pertenecen a un momento puntual o a la casualidad. Ni siquiera el 2-1 final de Morata en el minuto 93 ni la ocasión final para empatar esconden el momento que sufre el equipo. Mientras, sostiene las opciones intactas en la Liga y en la Liga de Campeones. La mejor noticia en unos tiempos sombríos. De hecho, el Atlético depende de sí mismo para abordar los octavos de final. Necesita una victoria en las dos jornadas restantes, contra el Juventus en Turín y el Lokomotiv de Moscú en el estadio Wanda Metropolitano, para lograrlo. El liderato exige más, como ganar al conjunto italiano, en la cima con tres puntos más.  

Irreconocible por enésima vez en esta temporada, muy pendiente de lo que podía hacer su rival y nada de lo que podía hacer él, inadvertido e inconcreto en sus embarullados ataques —no tuvo ninguna ocasión en el primer tiempo— y sostenido por el oportunismo de Felipe o Hermoso en varios cruces, se metió él mismo el 1-0. En la lista de virtudes el Bayer Leverkusen, aparte de la velocidad y la verticalidad al contragolpe, figuran los córner. Un verdadero problema este miércoles para el conjunto rojiblanco, que insistió en esa concesión. Le ofreció siete oportunidades desde la esquina, hasta que lo aprovechó, como tanto había avisado antes.  

Eso sí, a la complejidad de los cerrados lanzamientos de su rival, le dieron aún más peligrosidad unos cuantos despejes fallidos. Uno, de Felipe, lo escupió el larguero; otro, de Thomas, fue un despropósito de tal magnitud que pareció más un remate que una acción defensiva. Fue el 1-0 en propia puerta en el minuto 41. Entonces, los números también expresaban una evidencia que exige más que una reflexión en el Atlético. Aparte de haber concedido siete saques de esquina y no haber provocado ninguno, había completado la mitad de pases que el bloque alemán, 122 a 276, y sólo había dispuesto del balón en un 36 por ciento de los 41 minutos.  

No existió el Atlético en ataque en una hora entera. En el minuto 55, Volland anotó el 2-0. Al centro de Karim Bellarabi no llegó Mario Hermoso, pero el control del delantero dentro del área fue demasiado cómodo, mientras Felipe aguantaba frente a él a la espera de acontecimientos; un tiro raso al que no llegaron ni él ni Oblak para agravar un encuentro inadmisible. Hasta el minuto 60 no tiró a portería, con una falta directa centrada de Lemar, en el que pone Simeone una fe que habitualmente el francés no corresponde sobre el campo. Le dio desborde, creció el equipo y tuvo alguna ocasión. Incluso marcó un gol, en el minuto 93, por medio de Álvaro Morata. El 2-1 avivó la esperanza del equipo rojiblanco. Pero no hubo tiempo para más.

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