En desagravio de J.R. González

El pasado día 3 de septiembre fui sorprendido y denunciado por la guardería, por haber matado cuatro truchas en el tramo libre sin muerte del río Porma. Asumo las consecuencias de mis actos, es decir, aquéllas -y sólo aquéllas- que resulten del correspondiente procedimiento administrativo. Ahí debería acabar el asunto, pero, por desgracia, las cosas no son así, y una responsabilidad individual ha afectado a inocentes que, en ningún momento, han incurrido en infracción alguna. Eso es lo que ha sucedido en mi caso, a resultas del artículo publicado en el Diario de León por Pedro Vizcay el pasado viernes, en el que, queriendo hacer pagar a justos por pecadores, trata de involucrar en mi conducta a José Ramón González, presidente de AEMS-León, sociedad de la que no soy miembro. Éste y otros hechos me obliga a salir a la palestra para dejar varias cosas claras: el único responsable soy yo y sólo yo soy objeto de denuncia (por si hubiera alguna duda, acompaño fotocopia de la misma). José Ramón fue totalmente ajeno al asunto, e incluso desconocedor de mi proceder; y aunque así lo reconoce, casi entre líneas, Pedro Vizcay, trata de apuntarse un tanto en el haber de sus rencillas personales, presentando en titulares al presidente de A.E.M.S.-León como implicado en la denuncia, para acabar llamándole «presunto furtivo». Esto no lo puedo consentir. En primer lugar porque no es cierto; en segundo término, porque Ramón es mi amigo; y en tercer lugar porque, como puede corroborar cualquier persona que le conozca, la conducta de Ramón en el río es intachable.