Diario de León

El Real Madrid le hace un roto al Barcelona

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Recuperó el Real Madrid la cabeza al vencer al Barça con relativa comodidad (3-1) en un Clásico que no enamoró por su fútbol, pero dejó conclusiones muy claras, todas favorables a los merengues. Para empezar, que el Real Madrid es un equipo sólido, bien construido, con la moral alta, la fe inquenbrantable, el físico a tope y la contundencia extraordinaria en las dos áreas.

A día de hoy, Ancelotti tiene las ideas muy claras. Y para terminar, que el aspirante todavía está en construcción, en defensa es una feria y tiene menos fuelle, chispa, capacidad de disputa en los duelos individuales e intensidad que su eterno rival. Xavi alberga muchas dudas y consuma su semana trágica en el Barça, casi apeado de la Champions en la fase inicial y derrotado en el primer Clásico del curso. Benzema, que recuperó el olfato en el momento cumbre y en vísperas de su primer Balón de Oro, Valverde y al final Rodrygo, cuando los culés soñaban con el empate tras acortar distancias en el arreón final, sellaron el triunfo local.

La mejor noticia para el Barça, si es que hay alguna porque hasta en las acciones polémicas se sintió perjudicado, los prometedores minutos de Ansu Fati. Como suele ocurrir ante rivales de alto rango, Carletto antepuso el músculo y el recorrido de Valverde al desequilibrio de Rodrygo. Acierto. Sabe el técnico italiano que la clave del éxito es defender bien porque la capacidad para golpear arriba está garantizada. En el Barça, Xavi le dio un giro conservador al equipo tras el correcalles frente al Inter con tres cambios significativos. Error. Se obsesionó en cómo frenar a Vinicius y precisamente por ahí comenzó a desangrarse en ambas áreas porque Raphinha se preocupó más de las ayudas para tapar a su compatriota que de percutir ante Mendy.

El ansiado regreso de Koundé, que forzó su recuperación para llegar al clásico, fue como central junto a Eric, con Sergi Roberto y el joven Balde en los laterales. Piqué y Jordi Alba están condenados, pero todos los zagueros quedaron señalados en Chamartín.

En su decisión a priori más sorprendente y controvertida, Xavi le dio teóricamente más físico y consistencia a la zona de creación con De Jong en lugar de Gavi, que acusa la acumulación de partidos y tanto ida y vuelta sin freno. Dicen los clásicos que quien no se complica y hace lo que sabe, suele salir airoso. Un derbi lo marca el hoy, no el pasado, ni el futuro, ni los experimentos y los romanticismos. Si no, recuerden lo que ocurrió el curso precedente. A Carletto le dio por poner a Modric de delantero y el 0-4 le castigó con crueldad. Aprendió la lección y esta vez fue fiel a su ideario. Combinó la presión alta con el bloque bajo y esperó los errores de un Barça que, como ya evidenció ante el Inter, atrás es un drama, al menos hasta que no disponga de Araujo. Xavi, en cambio, trató de innovar esta vez y desnaturalizó a su equipo.

Le bastaron dos zarpazos al campeón para noquear al aspirante en el primer acto. Dos golpes demostrativos de la descomunal pegada del Madrid, inversamente proporcional a la debilidad del Barça. Si Xavi se había propuesto frenar las temibles transiciones del Madrid, el 1-0 condenó a él y a sus jugadores. Arrancó Kroos, al que Busquets no pudo frenar ni con falta, Vini se plantó solo ante Ter Stegen, que abortó su disparo pero le dejó el balón franco a Karim, goleador tras cinco partidos de sequía. Un manojo de nervios y con serias dificultades para dar tres pases seguidos, tardó el Barça en recomponer la figura. Y cuando se reactivó y rondó el empate, sobre todo en un remate de Lewandowski alto en el segundo palo que quizá hubiera sido anulado por fuera de juego, recibió en otra acción aislada otro puñetazo que le mandó a la lona. Un mal despeje de Eric, que pasó otra mala tarde en la oficina, preludió una excelente combinación entre Vini, Tchouaméni, Mendy que culminó Valverde con un disparo enorme desde la media luna. Los culés miraban mientras los merengues disfrutaban.

Tras el descanso, lo previsto. El Barça intentó adelantar líneas y el Madrid siguió a lo suyo. Se evidenció pronto que Lewandowski sufría una mala tarde. Si en el período inicial erró un gol claro y se quejó de un manotazo de Alaba que merodeó el penalti, en los primeros compases del segundo acto falló algún pase fácil y se desesperó ante la vigilancia de Militao y el austríaco, dos colosos.

La primera vez que salió el Madrid de su cómoda cueva, Benzema sacó los colores de nuevo al entramado defensivo catalán, pero su gol quedó anulado por fuera de juego.

Necesitaba el Barça una revolución y Xavi realizó un triple cambio a media hora del final. Gavi transmitió carácter y arrojo. Enseguida entró también Ansu Fati, muy activo. Se pudieron meter los catalanes en el choque con bastante tiempo aún por delante, pero ni el trencilla ni desde la sala VAR entendieron que el pequeño toque de Carvajal a Lewandowski era merecedor de penalti. Recortaron distancias a siete del final, tras una gran acción de Ansu que definió Ferran con su primer gol de la temporada. Rozó el empate Ansu, pero el Madrid se sostuvo y sentenció merced a un penalti tonto por claro pisotón de Eric a Rodrygo, que siempre que sale triunfa y, ya sin Karim, transformó la pena máxima. Cambia el líder. Tres puntos de ventaja, quedan 87 en litigio. Hay vida más allá del clásico.

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