Diario de León

Valverde rojo, Heras amarillo

El bejarano ataca en un golpe de autoridad a siete kilómetros de Calar Alto para conseguir la victoria y ser líder

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Benito Urraburu - calar alto
León

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Roberto Heras sigue conservando la mayor parte de las virtudes que le llevaron, hace ya unos años, a ser considerado uno de los mejores escaladores del mundo. Los otros dos, Marco Pantani y José María Jiménez, nos dejaron no hace mucho tiempo. Mientras veíamos al corredor de Béjar bailar encima de su bicicleta, subir de pie durante muchos kilómetros, nos venía a la memoria, entre otras cosas, lo que pudieron hacer, y no hicieron, Pantani y Jiménez en la carretera. Heras se ha quedado solo en las cumbres más selectivas. No ha perdido el nervio que atesoran los pocos escaladores que sobreviven en el ciclismo mundial, un deporte en el que se ha buscado el ciclista total, no los especialistas, que cada vez tienen menos futuro. Heras, y su equipo, se estrellaron en el Tour de Francia y con muy buen criterio abandonó una carrera en la que no tenía nada que hacer. Se centró en preparar la Vuelta. En Aitana, Piepoli sacó provecho de su trabajo. Su labor ha sido la de ir sumando segundos, pocos o muchos, día a día, hasta que hemos llegado a Almería, a una llegada inédita en la Vuelta. Estamos a más de dos mil metros y en estas alturas, los ciclistas que son buenos, que no surgen de improviso, que han brillado en las cumbres de Vuelta, Giro y Tour se mueven en su terreno predilecto. Control de Liberty Roberto Heras, a los 30 años, le daba a Liberty su primera gran victoria, y lo hizo a lo grande. Etapa, maillot amarillo y la sensación de que esta carrera ya tiene ganador, no sólo por el potencial del vencedor, sino por la fortaleza mostrada por su equipo, Liberty. Manuel Saiz sigue fiel a unos principios que no tienen término medio. O se estrella o triunfa. Asumió toda la responsabilidad durante la etapa y el equipo le funcionó a tope, por primera vez durante toda la temporada. En cuanto a Heras, en el mes de marzo, en la Semana Catalana, se probó en el Port de Comte, atacando desde muy lejos. No llegó. En El Calar, se marchó a siete kilómetros. Era una lucha contra el mismo, contra el tiempo, en la que venció. Los contrarrelojistas se enfrentan al tiempo, pero no son los únicos. También lo hacen, de forma distinta, los escaladores: «Lo único que buscaba era conseguir segundos. No pensaba en el maillot amarillo, sólo en sumar segundos» explica Roberto Heras mientras el frío nos hacía olvidarnos de que nos encontramos en Almería. Poco antes de atacar, Alejandro Valverde hizo un movimiento de irse hacia delante. Probó con el fin de demostrar a sus rivales que estaba en carrera, que la caída parecía olvidada. Heras se dio cuenta de que esa táctica, de la atacar un poco a la desesperada, suele utilizarse para ocultar algún tipo de problema. Valverde iba ya justo de fuerzas. Bastante había hecho con estar siempre en el grupo de cabeza en los dos puertos, acompañado de su equipo. ¿Influyó la caída en su rendimiento? Suponer lo contrario resultaría absurdo. Nada decidido Lo más probable, es algo que ya no sabremos, es que Heras hubiese vencido igual, pero con menos diferencia de tiempo. En cualquier caso, Valverde demostró, lo mismo que en la caída, carácter. Liberty estuvo realizando, desde la salida, un trabajo de eliminación importante, en los puertos, en el llano, para llevar el pelotón muy ahogado a la subida. Lo consiguieron. No han dejado la Vuelta sentenciada. Digamos que la tienen muy encarrilada. El Calar se convirtió en una procesión de ciclistas. A Heras les escoltaron el asturiano Santi Pérez, Mancebo, Valverde. La Vuelta es cosa de cuatro corredores y dos de ellos son del Liberty, Heras y Nozal. El corredor cántabro fue el que se encargó de anular el ataque de Valverde, de trabajar para Heras cuando Serrano, que hizo una etapa soberbia, claudicó en las rampas. Mancebo y Valverde no están descartados, al menos no antes de la cronoescalada a Sierra Nevada. El problemas para ambos no es sólo Heras, sino el equipo que le rodea.

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