La galaxia sigue atascada

LLEGABA EL Real Madrid a Montjuic envuelto en dudas después de dos derrotas consecutivas y volvió a la capital volteado por un Espanyol tan joven como entusiasta que descubrió todas las carencias del cuadrado mágico de Vanderlei Luxemburgo. El equipo blanco demostró en el Olímpico barcelonés que está tan plagado de figuras como falto de un patrón de juego concreto. Como un actor sin guión, el Madrid afronta cada partido obligado a improvisar, porque a la vista de los resultados parece evidente que el atasco del equipo es mayor que los de la M-30 en hora punta. Ante el Espanyol, el Madrid estuvo bien plantado en el campo y defendió con cierto criterio, pero, sencillamente, no supo qué hacer con el balón, algo demasiado grave para un equipo así. Si Pablo García pedía un desdoble por la banda, el lateral miraba hacia otro lado. Si Ronaldo tenía la oportunidad de afrontar un uno contra uno, jugaba en horizontal. Muchas críticas ha recibido ya el sistema de Luxemburgo, sobre todo por renunciar sistemáticamente a las bandas, y a tenor de lo visto en Montjuic, se multiplicarán. Porque el Madrid se atascó una y otra vez ante el esquema defensivo del Espanyol. No supo aprovechar las lagunas de Domi o Armando Sá, los laterales del equipo catalán, y sus mejores jugadores no brillaron en absoluto. Cuando quiso apretar el acelerador, el equipo se encomendó a las bicicletas de Robinho o a las carreras de Ronaldo. En otros tiempos, el Madrid acostumbraba a salvar sus partidos así, agarrándose al brillo de sus galácticos, pero no corren buenos tiempos en la casa blanca, porque el equipo camina sin rumbo, inmerso en un atasco predicho ya desde la pretemporada y que sólo Luxemburgo parece empeñado en no ver. Ni siquiera Robinho pudo acudir al rescate en el tercer naufragio consecutivo del Madrid. Quizá porque los rivales empiezan a conocerle, quizá porque el brasileño se ha contagiado de la indolencia de sus compañeros, lo cierto es que el '10' madridista decepcionó en Montjuic. Para colmo, el Madrid acabó con nueve jugadores gracias a las expulsiones en el tramo final del partido de Sergio Ramos y Julio Baptista, por una dura entrada a Jonathan, protestando al árbitro dos cartulinas rojas más que justas y ofreciendo una imagen pobre, más propia de un equipo pequeño que de la constelación de galácticos que se le presupone.