Carlos Moyá triunfa en sus orígenes

EL TÍTULO conseguido ayer por el español Carlos Moyá en Buenos Aires, el 19 de su carrera, sirvió para que el jugador mallorquín recuperare una fe que parecía haber perdido después más de un año de sequía en el circuito, y precisamente en una ciudad en la que inauguró su palmarés. «Dedico este triunfo a toda la gente que me ha apoyado en los malos momentos. El año pasado fue duro para mí. Llegué a pensar que no volvería a levantar una copa», confesó el mallorquín, que desde que venció al tailandés Paradorn Srichaphan en la final de Chennai el pasado año, no había saboreado tanto una victoria. Moyá comenzó el 2005 con el más grato sabor del triunfo, pero fue un mal año para él. Unos meses antes había logrado por fin la Copa Davis en el estadio de la Cartuja de Sevilla al colaborar decisivamente y ganar sus dos puntos individuales, y fundamentalmente el tercero de ellos al derrotar a Andy Roddick por 6-2 7-6 (1) 7-6 (5). Aquello le embargó de emoción y aún lo rememora. «Ese es el recuerdo que quiero tener de esa competición», dijo el mallorquín este año en Australia para argumentar su alejamiento del equipo español por segunda temporada consecutiva. En 2005 una derrota en la primera ronda del Abierto de Australia ante Guillermo García López fue el peor augurio, y luego sus resultados fueron menores que las expectativas. Tan solo unos cuartos de final en Buenos Aires e Indian Wells, semifinales en Estoril, octavos en Roland Garros ante Roger Federer, con su hombro debilitado y en tres sets, una final en Umag donde fue superado por el argentino Guillermo Coria, y de nuevo cuartos en Pekín. Este año la gira americana si le ha devuelto la sonrisa. Venció a Juan Carlos Ferrero en semifinales y se anotó su tercer título en la capital bonaerense después de los logrados en 1995 y 2003.