Colombia recibe el diálogo de paz con las FARC con esperanza y prudencia

La confirmación del presidente Juan Manuel Santos de que había un acuerdo base de acercamiento con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) provocó de inmediato reacciones positivas ante la esperanza de finalizar más de 50 años de conflicto interno que ha dejado 250.000 muertos y 4 millones de desplazados. Pero también rechazo, abanderado por el ex mandatario Álvaro Uribe, que criticó a su sucesor por «dialogar con terroristas» y porque así, dijo, se contribuye a «la relección de (Hugo) Chávez».

Santos, que seguramente hubiera preferido seguir con las «conversaciones secretas» pero tuvo que salir al paso tras la primicia de la cadena venezolana Telesur , se muestra precavido y advierte de que no dejará que las FARC vuelvan a engañar al país. «Las FARC han engañado muchas veces al Gobierno y a la población colombiana, y han utilizado los procesos de paz para rearmarse, para tomar oxígeno, para seguir luchando. Eso no lo vamos a permitir», aseguró.

El jefe del Estado colombiano denunció sin mencionar a nadie expresamente que «hay mucha gente que no quiere la paz y mucha gente que quiere ser protagonista, y el protagonismo de la paz es muy dañino». El pensamiento va de inmediato a Uribe, quien no se frena al criticar la gestión del que fue su delfín y ministro de Defensa. El diálogo «le sirve a la reelección de Chávez». «Dos años de descuido de la política de seguridad democrática, de recrudecimiento del terrorismo y este Gobierno piensa que a la paz se llega negociando con un terrorismo que el propio Ejecutivo permitió que aumentara su capacidad criminal», denunció. No obstante, congresistas, la Iglesia Católica, sindicatos de Trabajadores, organizaciones sociales, el secretario General de la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea, entre otros, apoyaron el intento de buscar la paz, dejando la postura uribista en minoría. Según el presidente de la Cámara de Diputados, Augusto Posada Sánchez, «es mejor tener a una persona (Timoleón Jiménez, alias Timochenko, jefe de las FARC) en el Congreso que repartiendo bala en el monte y atacando a la sociedad civil».

Si el guerrillero llega a compartir un escaño o no dependerá de que a partir del día 5 de octubre las partes se pongan de acuerdo en Oslo sobre sus respectivas exigencias. En opinión de los expertos de la corporación Arco Iris, los temas clave serán: reconocimiento político para las FARC que implica reinserción de los rebeldes; devolución al Gobierno de las tierras arrebatadas por la guerrilla a los campesinos para permitir el retorno de los desplazados; cese de hostilidades de la guerrilla; beneficios judiciales con pequeñas penas, y suspensión de la extradición de los jefes guerrilleros.