Renzi dimite e Italia se prepara para formar el nuevo Gobierno
El ex primer ministro no tiene intención de renunciar a la secretaría general de su partido.
dario menor | roma
Matteo Renzi da un paso atrás pero no tiene intención alguna de desaparecer de la primera línea política italiana. Sigue siendo el secretario general de su partido y se queda ahora a la espera de lo que haga tanto la oposición como el sector de su formación que aspira a quitárselo de encima. Tras poco más de 1.000 días en el Gobierno, Renzi presentó ayer oficialmente su dimisión ante el presidente de la República, Sergio Mattarella, al que le tocará organizar desde hoy una ronda de consultas con los distintos partidos para intentar formar un nuevo Ejecutivo. El joven político florentino ya le comunicó el pasado lunes a Mattarella su deseo de abandonar la jefatura de Gobierno, pero el presidente le invitó a que esperara a la aprobación de los Presupuestos Generales de 2017 en el Senado, lo que tuvo lugar ayer por 173 votos a favor y 108 en contra. La crisis política está motivada por el fracaso de la reforma constitucional planteada por el primer ministro saliente en el referéndum del pasado domingo, en el que el ‘no’ obtuvo casi un 20% más de votos que el ‘sí’.
Además del Senado y del Palacio del Quirinal, donde tiene su sede la presidencia de la República, el otro gran punto de interés de ayer estuvo en la sede del Partido Democrático (PD), situada en la céntrica callejuela del Nazareno. Allí acudió Renzi una vez concluida la votación en la Cámara Alta para participar en la dirección nacional del PD, convocada en principio para analizar el panorama tras el fracaso del referéndum pero que, sobre todo, era la ocasión para escuchar qué pensaba hacer a partir de ahora el jefe de Gobierno dimisionario.
Renzi no mostró intención alguna de renunciar a la secretaría general del principal grupo de la izquierda del país y se dedicó a pasar la patata caliente tanto a los otros partidos como a los pesos pesados del PD que no le tragan, que podrían intentar aprovechar el momento para fulminarlo. En una estratégica jugada, optó por apartarse durante un tiempo pero sin soltar las riendas de su formación política. De hecho, ni siquiera va a participar en la ronda de consultas que va a organizar Mattarella a partir de esta tarde: prefiere que vayan algunos de sus edecanes. Estos días de retirada estratégica le servirán para valorar si cuenta con los apoyos suficientes para preparar su eventual retorno al poder, que se produciría si aguanta en la secretaría general del PD y gana las elecciones que se celebrarán probablemente la próxima primavera.
El camino que queda por recorrer para llegar a ese eventual escenario no está nada claro. Mattarella primero tendrá que forjar un Gobierno de transición que guíe al país hasta la próxima cita con las urnas. No lo tendrá fácil. El propio Renzi planteó ayer dos opciones: o se forma un Gabinete de unidad con participación de todas las formaciones políticas o se convocan comicios en breve, cuando la Corte Constitucional aclare qué puntos de la actual ley electoral hay que cambiar. «Nosotros no tenemos miedo a nadie, por tanto, si el resto de los partidos de la oposición quiere votar después de que los jueces del Tribunal expresen el 24 de enero su parecer, que lo digan. Pero si quieren un nuevo Gobierno que afronte la ley electoral y también las citas internacionales relevantes», dijo.