Diario de León

PESE A LA PETICIÓN DE CLEMENCIA DE COLOMBIA

China aplicará pena capital a un colombiano de 74 años por tráfico de drogas

Ismael Enrique Arciniegas Valencia se encuentra preso desde hace siete años La petición de clemencia del Gobierno de Santos no ha tenido una respuesta positiva

El hijo de Ismael Enrique Arciniegas, el colombiano de 74 años condenado a muerte en China por tráfico de drogas, muestra el tatuaje con el rostro de su padre.

El hijo de Ismael Enrique Arciniegas, el colombiano de 74 años condenado a muerte en China por tráfico de drogas, muestra el tatuaje con el rostro de su padre.

Publicado por
ALBERT GILBERT
León

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Al colombiano Ismael Enrique Arciniegas Valencia no le llegó la compasión que esperaba por sus 74 años. Las autoridades chinas decidieron hacer efectiva la pena de muerte aún después de que confesara un fallido intento de entrar en el país asiático casi cuatro kilogramos de droga a cambio de 5.000 dólares.

La prensa colombiana da cuenta de que se le inyectará un combinado letal. Arciniegas Valencia se encuentra recluido en unaprisión en la ciudad Guangzhou desde hace siete años cuando su sueño de prosperidad -el última a su edad- se convirtió en pesadilla carcelaria. El Gobierno del presidente Juan Manuel Santos lamentó que no llegaran a buen puerto “las reiteradas peticiones de clemencia y las varias solicitudes presentadas al Gobierno chino para que su sentencia de muerte fuera conmutada”.

Aunque el Tribunal Popular Superior de la Provincia de Guangdong rechazó las peticiones, el Ministerio de Exteriores aseguró que losreiterará "hasta el último momento". No se descarta que Santos, en su condición de Premio Nobel de la Paz, formule la misma solicitud del Estado. Colombia reconoce “el derecho soberano que tienen los países de establecer y aplicar su legislación en materia penal”. Sin embargo, “reitera categóricamente su posición en contra de la pena de muerte y reafirma la inviolabilidad del derecho a la vida”.

Juan José Arciniegas, hijo del recluso,  dijo que su padre había sido periodista y que, de tanto escribir sobre el narcotráfico, terminó atrapado en sus redes por avaricia y afán de dinero. “En las cartas que enviaba no podía revelar ciertos detalles porque eran revisadas por la seguridad interna de la cárcel. Pero en ellas muy astutamente citaba unas oraciones que yo codificaba para poder entender la situación real por la que estaba pasando”, detalló a BLU radio.

AMARRADO A LA PATA DE LA CAMA

Su padre -añadió- "estaba en condiciones inhumanas, amarrado a la pata de una cama con 16 candados, tenía una o dos horas de sol a la semana, una letrina para sus necesidades fisiológicas y, además, debía pedirle a un compañero que se la cambiará”. A pesar de esa severidad, “su estado de salud mejoró mucho porque ellos allá le daban buenos medicamentos”.

En la actualidad, en China hay cinco colombianos condenados a pena de muerte por el mismo delito. Tres de estas sentencias han sido ratificadas y dos en espera de la apelación. Además, existen otros 10 casos de pena de muerte con suspensión por dos años, y 15 sentenciados a cadena perpetua.

En virtud de las penas impuestas, Colombia no puede solicitar la repatriación por razones humanitarias como ocurrió en los casos de Harold Carrillo y la transgénero Sara María Galeano, quien aterrizó en Bogotá el pasado viernes. Galeano era la única miembro de la comunidad LGBTI que se encontraba presa en China por intentar ingresar droga.

“Estoy muy emocionada de estar en mi país después de siete años, seis meses y una semana. Fue muy difícil, ellos tienen sus leyes y son muy estrictos”, dijo. Todo fue un error cometido a los 32 años. Dinero no le faltaba: tenía un salón de bellezas. Pero quiso más y se dejó tentar con la oferta de los narcos “por bruta”. Lo primero que hizo ella delante de las cámaras de televisión que la recibieron fue un llamado a no caer en su mismo error. “No arriesguen lo más hermoso que tienen, que es la libertad, el amor de la familia, esto es lo que más vale”. China la había condenado a perpetua. Su sentencia fue luego conmutada a 18 años y 3 meses por arrepentimiento, reeducación, trabajo y buen comportamiento.  Su caso le permitió al Gobierno reiterar su exhortación a la ciudadanía “para que no se dejen convencer de los traficantes”.

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