Diario de León

CRISIS EN VENEZUELA

Chavismo y oposición vuelven a la calle a la espera de la batalla decisiva

Indiferente a las manifestaciones en su contra, Maduro amenaza a EEUU con un nuevo Vietnam si interviene. Trump reitera su respaldo a Guaidó, que insiste en pedir a los militares que rompan con el Gobierno

Unos manifestantes reclaman elecciones libres en una protesta contra el presidente Nicolás Maduro en el distrito financiero de Caracas, este miércoles.

Unos manifestantes reclaman elecciones libres en una protesta contra el presidente Nicolás Maduro en el distrito financiero de Caracas, este miércoles.

Publicado por
ABEL GILBERT
León

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Venezuela volvió a poblarse de trincheras. La oposición realizó actos relámpagos en centenares de esquinas para pedir la salida de Nicolás Maduro y reclamarle a las Fuerzas Armadas que favorezcan el desenlace del conflicto. El chavismo no se quedó quieto. "Está en marcha una revolución militar", arengó Maduro a los soldados en un cuartel y pidió no escuchar los cantos de sirena de los enemigos. "Máxima Moral, Máxima Disciplina!", exigió.

Todo es urgente en este país. El apremio manda. Hay que conseguir con prisa los productos que se esfuman en los mercados con la velocidad de un pestañeo. La sensación de inminencia no solo es parte de la economía colapsada. También atraviesa a la política. "Ya basta!", dicen unos y otros. Chavistas y antichavistas entienden lo inaplazable de una manera distinta. En la Universidad Central de Venezuela (UCV), Juan Guaidó, nombrado por la Asamblea Nacional (AN) presidente "encargado" y reconocido como legítimo por EEUU y sus aliados, anunció que "lo más pronto posible" cesará la "usurpación". Antes de ir a la UCV, Guaidó, a quién Maduro llamó "títere de Washington", se había comunicado con Donald Trump por teléfono. "Hablamos de la ayuda humanitaria y del respeto a la Constitución", explicó.

"Presidente, presidente", le gritaron algunos estudiantes. Yornelis, de la carrera de Farmacia, pensaba ir a una de las protestas y, de repente, se encontró al líder de la oposición nte sus ojos. Guaidó recordó que, tiempo atrás, en el hospital de la ciudad universitaria había sido curado su padre de una malaria contraída en África. "Le salvaron la vida, como sé también que hace una semana no se puedo salvar un paciente por falta de insumos". Lo vitorearon. Guaidó les garantizó que "pronto" se recuperará el sistema de salud. "Tiene razón", dijo Yornelis, la chica del nombre insólito y no dudó en simpatizar con una eventual intervención norteamericana: "Si vienen es que para que Maduro se vaya".

Guaidó es evasivo en un tema altamente sensible como el protagonismo directo de EEUU en este capítulo crucial de una larga crisis. No obstante, se mostró proclive a aceptar "lo que sea necesario" para expulsar "al usurpador de Miraflores. Dijo que no le quita el sueño la orden judicial que congeló sus cuentas bancarias y le prohíbe salir del país. Un día después de dictarse, la oposición cree que se ha tratado apenas de una pantomima. "Acá estoy, ejercitado mis funciones. Me siento protegido por la gente", dijo. Pero Guaidó sabe que necesita otro tipo de apoyo para que la balanza se incline su favor. "Hacemos un nuevo llamamiento a las Fuerzas Armadas. No disparen. Es una orden". A su vez, volvió a tenderle una mano al chavismo descontento. Esta no es una cuestión de izquierda o derecha", expuso.

UN NUEVO VIETNAM

La UCV está apenas separada por una avenida de la Universidad Bolivariana. Allí no faltan imágenes de Hugo Chávez vestido de uniforme militar. Es día de inscripción para los alumnos. Kelvin es estudiante de Ciencias Políticas. "Lo ve usted? Hay crisis, como la pintan afuera?", pregunta. Jorge cursa la carrera de Comunicación: "Tengo miedo como todo humano. Hasta el papa Francisco lo tiene. Pero confío en que Dios hará las cosas bien". A los 63 años, Luis Salazar estudia Relaciones Internacionales. "Estados Unidos quiere aplicar en Venezuela la misma receta que en Irak, Ucrania, Libia y Siria", explica el veterano alumno.

En el estado de Falcon, a unos 500 kilómetros de la capital, el chavismo se reunió bajo la consigna Yankee, go home. Diosdado Cabello, el número dos del Gobierno, le aseguró a los hombres y mujeres que se calcinaban bajo el sol que "intentan tomar por asalto esta tierra". Pero si cae una bomba, "no solo matará chavistas". Maduro le envió a los norteamericanos un mensaje: "Pido el apoyo para rechazar la injerencia del Gobierno Trump que pretende hacer de mi patria un Vietnam en América Latina. No se lo permitas!".

Cada hora se estira aquí como un largo elástico. Los minutos pasan al compás de los rumores. Las fake news sociales recorren el campo de batalla. Muchos venezolanos tomaron al pie de la letra la información recibida en sus whatsapps sobre la decisión del Gobierno de incorporar a los adolescentes y niños en las milicias bolivarianas. En medio de versiones fantasiosas y de informaciones veraces, la oposición ha considerado sus protestas del miércoles como un preparativo para su gran demostración de fuerza del sábado. El 2 de febrero vence el ultimátum de la UE para que Maduro convoque a elecciones. El "presidente legítimo", como le llama la TV oficial, ya rechazó esa exigencia. Guaidó cree que el inminente día D de la oposición será crucial. Pero antes puede suceder cualquier cosa.

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